Leía hace unos días unas páginas de un filósofo y teólogo alemán, Romano Guardini, que me hicieron pensar sobre el tema, que tantas veces hemos tocado en este blog, de la ética de la empresa. Lo que se me ocurrió me pareció lo que alguien llamaría hoy «tirarse de la moto». Pero luego me di cuenta de que no era tan novedoso: ¡oh, poder creador de la ética bien entendida!
Guardini escribía sobre la providencia de Dios. No me voy a meter en ese tema, pero se me ocurrió que lo que él decía se podía aplicar a la ética. Desde luego, a la ética religiosa de raíz cristiana, pero, me parece, también a la ética tout court, que es la que yo suelo proponer, porque no sé si mis lectores son creyentes o no, y quiero darles siempre argumentos que puedan aceptar personas de todas las religiones, o sin religión alguna.
La idea es la siguiente: la ética, muchas éticas vigentes hoy, se apoyan en un sistema de normas y de valores. Está bien, ¿no? Normas y valores son necesarios y cumplen un papel importante en la vida de las personas, sobre todo para evitar que nos equivoquemos, que hagamos la cosas mal… Pero, ¿se debe regir la vida por eso, por un sistema de normas y valores? Porque la vida fluye, cambia, es novedosa (sí, siempre lo es, aunque parezca que se repita, porque no se repite nada, aunque solo sea porque yo he cambiado algo, he aprendido de mi decisión de ayer, las personas que están a mi alrededor también han cambiado, tengo nuevas oportunidades… ¿Repetir los criterios de la decisión de ayer? Bueno, si no queda otro remedio, si no soy capaz de descubrir lo que hay de nuevo… Pero si lo descubro, puedo, o debo, hacer intentar algo nuevo…
¿Algo nuevo? ¿Otras normas o valores? No: el listado está, probablemente, cerrado, completo. Pero puedo descubrir oportunidades en las circunstancias nuevas de cada día. El lector que ya ha leído mis entradas anteriores ya lo sabe: son los bienes. En cada oportunidad puedo descubrir bienes nuevos que tratar de conseguir: un nuevo cliente a quien servir, un colega a quien ayudar…
Es el poder de lo concreto, de la circunstancia actual, que es distinta de la de ayer y de la de mañana. Guardini habla de «la capacidad de promover lo todavía desconocido; el poder de intuir lo que pugna por desarrollarse; el valor de realizar algo de lo cual todavía no hay modelo». Claro: hay innovación, creatividad en las decisiones, no solo en el ámbito económico o técnico, sino también en el ético. No somos astros que siempre siguen las mismas trayectorias o plantas que crecen siempre de la misma manera, sino seres libres. Y, claro, cuando entramos en el reino de la libertad, las normas y los valores anteriores no son suficientes.
¡Qué responsabilidad la de los directivos éticos! Pueden ser creativos, no solo en los medios, sino también en los fines, y no solo en los fines económicos, sino en los humanos, sociales, morales… ¡Pueden cambiar la sociedad!, incluso cuando se limitan a ayudar a un empleado que tiene un problema. Es la maravilla de lo concreto, de lo real, de lo que pasa a nuestro alrededor… Guardini nos dice: «Oye, tú. Mira, Comprende. Actúa. Haz lo que debe hacerse ahora… (algo que) si se omite, quedará sin hacerse para siempre».
Banalidade dentre bolachinhas, biscoitos e também afins. http://alinesantossouza.com/
La ética y los valores son necesarios, tanto en nuestra vida cotidiana como en el trabajo, yo actualmente tengo una tienda Online de joyas para cenizas la cual va viento en popa cada día a mejor y si no llega a ser por los valores que me han inculcado a mí desde el día que nací, la tienda se hubiera quedado estancada.
Por eso digo que son necesarios en la vida, de mi los he pasado a mis trabajadores y son unos fieras en las ventas Online a día de hoy.
Un cordial saludo Antonio y gracias por este contenido.
Estimado profesor, me gustaría agradecerle por su texto inspirador. Para mí sería muy importante conocer el título del libro de Guardini que usted se refiere. Un saluto, Mauricio
SeEl libro es una colección de homilías dadas por Guardini y traducidas en castellano por Ediciones Cristiandad con el título «El Señor». Es un libro de contenido religioso, de modo que lo que yo hago es extrapolar las ideas al campo de la ética.