Nada mueve tanto con un ejemplo. La idea no es mía, claro. Ya Aristóteles decía que las virtudes se aprenden a partir del ejemplo de personas virtuosas (y los vicios, a partir de los vicios). Me parece que esto arroja mucha luz sobre muchos problemas de la sociedad actual. Pero no quiero hablar aquí de la sociedad, sino de la empresa.
Supongamos que llego a la oficina con pocas ganas de trabajar. Si veo a un par de colegas haciendo una tertulia en un rincón, me vienen ganas de unirme a ella. Pero si veo a otro trabajando, con una sonrisa en los labios, quizás me anime a imitarle.
En una publicación del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, titulada Nuevas Tendencias, encuentro un interesante artículo de Antonio M. Sastre, titulado «Por qué fracasan tantos cambios en las empresas». En él señala que, a menudo, pensamos que los demás deben cambiar, pero que nosotros ya somos suficientemente buenos, de modo que… no podemos presentarnos como modelo, porque el modelo debe mostrar que es consciente de que tiene cosas que mejorar, muchas, y que, por tanto, se pone a intentarlo.
«De cara al cambio real, dice Antonio Sastre, es más determinante la apertura o receptividad a las transformaciones de los miembros ‘de a pie’ de la organización que la capacidad de influencia del grupito de líderes». En el ejemplo puesto antes, el colega que trabaja es más importante que las exhortaciones del jefe.
Para que cambie una organización, dice Sastre, deben cambiar las personas, y esto significa que debe cambiar la cultura, las creencias, las prácticas, las valoraciones, las vigencias… Y esto cambia «cuando , en el seno de pequeños grupos dentro de la organización, arraiga una forma de actuar colectiva -una práctica- novedosa, que empieza a ser imitada por otros miembros de la organización y a extenderse por esta (…) La imitación es un mecanismo clave del cambio organizacional (…) El cambio se propaga, así, por contagio«, a partir del ejemplo.
Hay una frase que me viene a la cabeza con esto y es «el mundo cambia con tu ejemplo, no con tu opinión», creo que va siendo hora de que la gente deje de pensar que hace bien por compartir artículos en facebook o dar me gusta y empiece a salir a la calle a educar con el ejemplo.
Y es algo que debe tenerse especialmente en cuenta en el hogar y en los colegios e institutos, pues son los jovenes los que tienen el poder de cambiarlo, si llegan a tiempo claro
exacto, deben cambiar las personas, sino va a seguir igual
Como siempre, un gran artículo Antonio, te sigo desde hace mucho tiempo y la verdad que el contenido publicado en el blog es de gran calidad. Gracias por dedicar parte de tu tiempo en enseñarnos cosas tan importantes.