Yo no puedo dar consejos para ser un buen directivo, pero me gusta leer a los que los dan, si tienen experiencia y saben acertar. Este es el caso de Dennis Heijn, un directivo holandés del que habla un artículo publicado en IESE Insight en su número del cuarto trimestre de 2017 (aquí). El título del artículo es «El mono sin miedo», y empieza contando un proverbio holandés: «lo que es perseverancia en un rey se ve como terquedad en un mono». Y su moraleja: «si eres osado porque quieres ser un rey, también has de aceptar el riesgo de que te vean como un mono«.
Heijn tiene una visión optimista y muy positiva de la dirección de empresas. Sus consejos siempre acaban del mismo modo: piensa sobre esto, dale vueltas, mira lo que puedes aprender… no lo tomes como algo definitivo, porque eres tú el que ha de hacerlo. «De lo que se trata es de dar el paso, vía ensayo y error, y de atreverse a ser un mono y un rey». Veamos alguno de sus consejos, que valen para otros muchos ámbitos de la vida.
- Cualesquiera que sean las dificultades o los reveses, es inútil culpar a los demás. Lo constructivo es centrarnos en lo que podemos cambiar para mejorar la situación y avanzar.
- Una variante de lo anterior: si tienes un fracaso, no pienses que alguien te quiere dar una lección, porque esto significa que lo importante son las fuerzas ajenas. Piensa más bien qué deberías haber hecho tú: piensa en términos de tu responsabilidad personal.
- Gestiona la tensión entre adaptarse a lo que los demás esperan de ti y ser tú mismo. Por ejemplo, piensa si las imágenes que das de ti mismo en dos entornos distintos son muy distintas.
- Aceptemos que el mundo puede ser distinto de lo que nosotros vemos. Esto se consigue escuchando a los demás y aceptando que nosotros no tenemos toda la información ni todo el conocimiento necesario.
- «No puedes resolver o mejorar nada si no eres consciente de que tienes un problema. No hay nada más peligroso que tener demasiada confianza en uno mismo y pensar que lo sabes todo».
- «Todo el mundo sabe la vida no es una línea recta. Entonces, ¿por qué siempre nos dejamos engañar por los planes perfectos, con líneas rectas que apuntan hacia arriba?
- Céntrate en aquellas cosas en las que puedes influir. Heijn cuenta la historia del niño que, en la playa, recoge estrellas de mar arrojadas a la arena para devolverlas al agua. Alguien le dice que es una pérdida de tiempo, porque no podrá salvarlas a todas, pero el niño responde que, por lo menos, lo que está haciendo es lo más útil para esas estrellas que él devuelve al agua.
Gracias por recordarnos para qué trabajamos. Recuerdo al profesor Polo diciendo: nadie sabe para quién trabaja. Insistiré en la sincronía, que es indispensable para sobrevivir en un propósito común, pero ahora le quiero recordar lo que comenté alguna vez de que el propósito se parece más al ADN de la empresa y, que lo sabemos todos, el cáncer es el peor de los males que pueden sobrevenir a la tarea común; aunque hay otras enfermedades. Se trata de sincronizar sin perder de vista la neguentropía personal, es decir, que no puedo ser asincronizarme en la empresa que trabajo.
El nuevo rol del líder en la empresa
https://agoradelpensamiento.com/2015/06/01/el-nuevo-rol-del-lider-en-la-empresa/
Creo que falta una: si no te das cuenta de que eres un mal directivo, estás peor de lo que crees estar.