No, no se alarme el lector. Parejas bidireccionales quiere decir parejas que tienen proyectos de carrera duales propios, pero no unidireccionales, sino dirigidos el uno al otro, que combinan apoyo mutuo y ambiciones que pueden subordinarse a las del otro. O sea, que no son juegos de suma cero, de «tú contra mí», sino más bien de «tú y yo». El concepto viene de un artículo de Jennifer Petriglieri, de Insead, y Otilia Obudaru, de Rice University, en Administrative Science Quarterly.
El lector recordará que hace tiempo conté la impresión que había sacado de la película «La la land» (aquí): uno chico y una chica fenomenales, que tienen sus propios proyectos de vida, pero que les falta un proyecto común. Y, claro, su relación fracasa. El artículo mencionado las calificaría de «carreras unidireccionales»: cada uno tiene la suya y, si aparece el conflicto, uno ha de renunciar a la suya. Y si no renuncia, hay conflicto.
El artículo habla de la «teoría del apego» (no sé si esa es la mejor traducción de attachment): establecer lazos o apegos con la persona querida nos permite aventurarnos en el mundo sabiendo que los lazos cálidos y confiables que tenemos nos servirán de colchón en caso de conflicto. Evolucionan, dicen, de proporcionar un refugio seguro a proporcionar una base segura. Los que no tienen esos lazos seguros en casa, siempre tienen el temor de que su apoyo no se sostendrá, o que él causará daño a esa otra persona.
Las parejas unidireccionales saben que tendrán que hacer concesiones, renunciar a cosas: es la lógica del juego de suma cero. Las bidireccionales ven su relación de otra manera, porque saben combinar el proyecto de uno con el del otro. Sus identidades profesionales crecen juntas, convergen. Cada uno incorpora elementos de la identidad del otro. La clave está en el diálogo profundo, y en la renovación frecuente de los objetivos compartidos.
Llevo tiempo dándole vueltas a la cuestión de la conciliación trabajo-familia. La vía que nuestra sociedad ha tomado por ahora es la de la confrontación y la negociación: tus derechos contra los míos (habitualmente: los derechos que siempre te han reconocido a ti contra los que ahora quiero que me reconozcan a mí). Lo que aquí vemos es que hay que ir más al fondo. Quizás empecemos a negociar sobre quién llevará a la niña a la escuela por la mañana y quién pondrá la lavadora por la noche. Pero hay que ir más al fondo. «Tomémonos tiempo, de vez en cuando, para tener esas conversaciones . ¿Que estamos tratando de lograr, individualmente y los dos juntos? ¿Qué es lo que nos permitirá prosperar? ¿Y qué decisiones debemos tomar para que esto sea posible?»
Enhorabuena, profesor Argandoña.
Es lo que procede avanzar los dos en común, construir entre dos, a algo renunciará uno y a otro la otra media naranja, esa relación será resistente.
Parejas bidireccionales con proyectos propios y que se apoyan mutuamente… acertado enfoque. Me ha gustado mucho
Profesor, gracias.
Yo le llamaría bi-síncronas, profesor. Se trata de coordinar a largo, pero avanzando en el corto. Es sincronizar la información que se tiene, comunicándola en plazos bi-convenientes. ¿Cómo se hace? En un lenguaje co-contra-variante: calculando en minutos-semanas-años los ciclos que nos rodean o que rodean las circunstancias en que vivimos. Los ciclos son circulares, así que hay que transformarlos a radianes, para poder expresarlos mediante fasores (seno-coseno o series de Fourier, que son muy conocidas en geometría). Es así como se relaciona lo covariante (seno-coseno) con lo contra-variante (el ángulo en radianes: que depende del tiempo de referencia). Disculpe mi discurso tan cuantitativo, profesor, pero como diría MA Ariño: el tiempo se nos va … Por acá estamos celebrando el día de la patria (En realidad es un bi-ciclo: 28 y 29. Antes era también el 30).