Recuerde el lector que mi propósito en las entradas anteriores era comentar la necesidad de un nuevo contrato social, no solo en España, sino en muchos países, probablemente en todo el mundo, aunque con particularidades en cada comunidad. Lo primero que necesitamos es tener una idea más clara de nuestros problemas, porque el nuevo contrato social debe ser muy amplio, verdaderamente «social» en dos sentidos: de toda la sociedad y de cada sociedad humana particular.
No voy a detenerme en todas las causas que motivan la necesidad de ese nuevo contrato social; solo mencionaré brevemente algunas:
- Pérdida de capacidad de crecimiento en algunos países, sobre todo avanzados. O sea, perspectiva de menos recursos globales para hacer frente a los problemas.
- Alto nivel de endeudamiento en algunos países: a veces, en las empresas (o sea, dificultades para sobrevivir en caso de crisis ), otras, en las familias (¿estamos dejando a nuestros hijos una carga que no podrán asumir?), otras en el Estado (¿podrá asumir las responsabilidades que vamos a delegar en él?).
- Como consecuencia de lo anterior, necesidad (o temor) de reducción de las prestaciones sociales (pensiones, por ejemplo): claramente, una violación del contrato social.
- Globalización: algunas de nuestras ventajas se marchan a otros países, quizás más pobres, que lo necesitan más, pero… ¿a costa de nosotros?
- Desigualdades: sensación de que no se respeta la justicia social (aunque no tenemos una idea muy clara de en qué consiste).
- Tecnología, que mejora mucho nuestra calidad de vida, pero tiene costes importantes (por ejemplo, en las perspectivas del empleo); además, sus ventajas se reparten de forma desigual…
- Sensación de pérdida de nuestra capacidad de controlar la situación: ¿podré cobrar la pensión que me prometieron? ¿Encontrará mi hijo el empleo que esperaba? Esto se combina con la abundancia de trabajos precarios, salarios bajos…
Nuestras sociedades necesitan una reflexión seria sobre todo lo anterior, y sobre más cosas. La tentación de las fake news y de las explicaciones parciales no sirve. La idea de que, si mi partido gana las próximas elecciones, todo estará resuelto, no vale: su duración es muy limitada, las victorias pueden convertirse en derrotas y, sobre todo, la solución no está en nuevas leyes o nuevos controles, porque la gente aprende cómo evitar unas y otros, porque a menudo la ley acaba en algazaras callejeras que desestabilizan a los gobiernos, y porque, aunque ganemos en las elecciones o en el referendum, mañana tendré que volver a convivir con los perdedores… O sea: sí, conviene que sigamos pensando en el nuevo contrato social. Volveré sobre el tema.
excelente blog, espero pronto los próximos artículos.
Gracias por toda la información, nuestra sociedad debe tener un cambio. Buen artículo espero el próximo.
La sociedad ha perdido el rumbo y sus valores, es necesario un nuevo contrato social, retomar el rumbo perdido.
Está claramente explucado las causas, pero el problema es la pérdida de consciencia colectiva o la pérdida de metas «utópicas» o colectivas y el crecimiento del individualismo feroz.
un saludo,
Estimado Antonio, situación preocupante perfectamente recogida en sus causas, que seguirá avanzado ya que los derechos superan con creces a los deberes y la participación activa de la sociedad parece decrecer.
Saludos cordiales