Vuelvo sobre el breve comentario de la profesora María Marta Preziosa, de la Pontificia Universidad Católica de Argentina (aquí), una parte del cual me ocupó en mi entrada anterior. Ahora iré a la segunda parte de su breve papel: «Hechizo de iluminación y furia».
«Con cierta asiduidad cierta intelectualidad habla y clausura discusiones éticas apelando a la idea de que todo es una construcción cultural. Para algunos, decir que algo es una construcción cultural es como haber encontrado la sabiduría». Parecen decir: «me he dado cuenta de cuánto me engañaron; reconozco que crecí embriagado por esta cultura y ahora puedo ver un mundo más amplio. He logrado hacer un ejercicio tal de la sospecha, que me han convencido de que todo es una construcción cultural y nada puedo juzgar. Y, por favor, que a nadie se le ocurra hacerlo; me encargaré de hacer que se calle la boca».
Sigue la profesora Preziosa: «Constatar los límites de una determinada construcción cultural tiene un claro y necesario sentido científico. Es una realidad fáctica que cada cultura, a lo largo de su historia, consolida -de modo dinámico- un sistema de valores que permite juzgar si un determinado comportamiento puede ser descripto como normal en esa sociedad. En aras de la objetividad científica, se describe el sistema de valores de la tribu observada lo más claramente posible, sin contaminarlo con las ideas y valores del que observa».
«El problema surge cuando este requisito de objetividad científica antropológica se extrapola y se lo convierte en un criterio de relativismo ético filosófico. Para algunos, constatar que una práctica o un valor es una construcción cultural implica que ya no es posible juzgarlo, porque no hay desde dónde hacerlo sin – a la vez- presumir de una cultura superior, o peor, sin colocarse como un yo superior». Sin duda, está refiriéndose, entre otras cosas, a aquella cultura «colectivista» de que trató en la entrada que comenté hace unos días.
Y añade: «La cultura te envuelve, pero no te sumerge, si vos no querés; salvo que te convenga. Cuando no vamos más allá, todo es igual, nada es mejor. Cuando no vamos más allá y nos anclamos en una “intelectualosidad (sic)” sin objetivos ni resultados, individualista, aislada, estéril, cómoda, privilegiada (“de panza llena”), inmóvil, todo es igual, nada es mejor».
Y concluye: «Compliance es una construcción que surge en una cultura distinta a la nuestra. Dejando de lado que -a veces- lo que importamos lo hacemos de modo obligado, ¿es una construcción cultural superior? Compliance no es un objeto mágico para atacar la aldea corrupta. Podemos importar el proceso, las formas y las letras de los mecanismos, pero, sabemos, se trata de calar en las motivaciones. Para eso me gusta convocar los espíritus subyacentes y no solo que alguien me explique la letra».
Gran articulo profesor….siga asi!!
Como acostumbro hacer, profesor; quisiera reforzar lo que usted comenta al artículo sobre la compliance, citando a Polo (en La Originalidad…, La Acción Productiva): “La noción de acto atraviesa la historia del pensamiento occidental […] Seguramente todos los humanos tenemos igual inteligencia, pero no todos llegan a ejercer los mismos actos. Se desprende de aquí un humanismo sólido que ratifica la dignidad humana y comporta un imperativo moral: sé hombre en tus actos […] Este imperativo es más profundo que el kantiano […] Ser ético es estar despierto, no quedarse en poder. Ser no ético es vivir como un sonámbulo […] El acto ejercido da lugar al crecimiento de la facultad. Éste es el enfoque cibernético de la virtud que alcanza el aristotelismo. La naturaleza humana no es sólo el principio de los actos, sino también su fin en cuanto que se perfecciona intrínsecamente con ellos. Sin la virtud, el encuadre teleológico de la libertad quedaría incompleto […] El principio del resultado es el fundamento postergado, por cuanto que antes de él sólo existe un necesitar que ha de colmarse recuperándolo […] lo factible es tanto lo producido como el hacer; no es tan sólo ni principalmente un hacer que haga el producto, sino un hacer-posible él mismo […] el hombre no está sólo dotado de facultades, puesto que actuando hace posibles acciones nuevas, lo cual requiere una instancia diferente […] la interpretación más abusiva y peligrosa de los resultados es la moderna, que los separa de la naturaleza y cifra al hombre entero en la recuperación de su pretendida consistencia y radicalidad […] la conexión entre Historia y acción no es la conexión entre Historia y persona humana; esta última conexión permite la primera […] La libertad permite la diferencia entre la situación y el ser personal y, a la vez, la compatibilidad de la situación con la orientación al destinarse […] La esencia del hombre es el tener como disponer. Tal tener es susceptible de situación en dependencia de la libertad”… y sigue!
Gracias y saludos