Ando una temporada preocupado por las críticas y defensas del capitalismo: porque, me parece, no sabemos qué estamos criticando y defendiendo. Habitualmente, los que lo atacan lo hacen por el afán de lucro, la maximización del beneficio, la injusticia causada, la desigualdad de la riqueza, la corrupción… Y lo que lo defienden lo hacen por la economía de mercado, el progreso económico, la mejora del nivel de vida de tantos millones de personas, las oportunidades que crea para tantos… Ya se ve que es un diálogo de sordos.
¿Qué es el capitalismo? En términos generales, es un sistema de organización económica basado en el libre mercado, la libertad de iniciativa y la propiedad privada. Y más cosas, probablemente, pero con estas ya tenemos bastante para empezar a trabajar. Porque hay muchos tipos de capitalismo, unos con más libertad de iniciativa y otros con más intervención estatal; unos con mercados más libres y otros con mercados más intervenidos, por el Estado o por los propios capitalistas (el «crony capitalism»); unos con plena propiedad privada y otros con impuestos altos, redistribución y muchas más trabas. Por eso, antes de criticar o defender el capitalismo, tendríamos que aclarar de qué capitalismo hablamos.
A mí me ayuda pensar qué hay detrás de un sistema económico y, concretamente, del capitalista. E identifico unas cuantas cosas:
- Un sistema de ideas y valores, o mejor, un conjunto de sistemas de ideas y valores, sobre lo que es el ser humano, la sociedad, el mundo, la naturaleza, los fines y los medios, incluido teorías sobre cómo funcionan las cosas, también las empresas y la economía. Insisto en que hay varios sistemas de ideas y valores, que cambian en el tiempo y en el espacio.
- Un cuerpo de normas, reglas, leyes o estándares, sobre cómo debe funcionar todo eso; esto depende, claro está, del sistema de ideas y valores y, por tanto, es cambiante en el tiempo y en el espacio. Aquí aparece el mercado, pero también la ley y el orden, los contratos, la democracia o la tiranía y mil cosas más.
- Un conjunto de incentivos y motivaciones de las personas, que son permitidos, alentados o dificultados por las ideas y valores y las normas y reglas.
Cuando criticamos o defendemos al capitalismo, ¿qué estamos criticando? Me parece que la clave está en lo primero, las ideas y valores, de lo que depende los otros niveles, las normas y los incentivos. Cuando criticamos, pues, la corrupción que aparece en el capitalismo, no estamos criticando el libre mercado, sino los incentivos y motivaciones, fruto de las ideas y los valores, y de las normas (sociales y morales) y reglas (leyes) que lo gobiernan. En fin, me parece que llevar la reflexión a este nivel nos ayuda a entender mejor las críticas y las defensas.
Excelente reflexión Antonio. Da gusto leerte todas las semanas. La verdad es que el capitalismo es un modelo de sociedad basado en la competencia y eso es algo muy favorable. Solo gana el mejor, el mercado dice quién es el mejor.
Saludos profesor y respetando lo que nos dice me atrevo a puntualizar que la economía es un tema de valoraciones numéricas justamente para evitar las injusticias. Ponernos de acuerdo en esas valoraciones requiere de números para el intercambio, que es el modo de referenciar algo común, sin discusión: dos y dos son cuatro. A veces intervienen otros factores que no se pueden numeralizar, pero a medida que se popularizan -esos factores- hay que asignar un número (precio o costo) de intercambio. Las matemáticas por sí solas no bastan, de acuerdo, pero la física es un buen ejemplo de cómo se van aplicando para resolver problemas en cada época, dentro de las normas internacionales: pesos y medidas por ejemplo. Para asignar los números hay que saber de dónde vienen y, hasta ahora, el único que ha podido descifrar las paradojas actuales (Gödel, Cantor, Turing, etc.) es Polo. Desde ahí (CTC IV-2) se pueden descubrir las distribuciones estadísticas que «manejan» la economía de los intercambios: Boltzmann, Fermi, Bose (que no es el cantante, por si acaso), etc.