La regulación que se nos viene encima

Diario Responsable publicó hace poco una entrada (aquí) en la que Alberto Andreu y Alberto Castilla explican su punto de vista sobre el tsunami regulatorio que se nos viene encima. Y es verdad: la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), o la sostenibilidad, como se le llama ahora, está dejando de ser algo voluntario, que las empresas hacen porque se sienten responsables de sus impactos en la sociedad y en sus stakeholders, y se está convirtiendo en un conjunto de regulaciones, no solo nacionales, sino internacionales (al menos a nivel de la Unión Europea).

Esto tiene una ventaja: se consiguen resultados. Y varios inconvenientes: lo importante son los resultados (consecuencialismo), no las actitudes de las personas. Las cosas se hacen porque no queda otro remedio, o porque convienen, no porque sea lo que la empresa debe hacer. Lo que también se presta al cumplo-y-miento, al greenwashing, a fingir, de modo que aquellos resultados no se cumplen en la realidad; más bien, una vez tomada una decisión, se plantea cómo presentarla de forma que cumpla lo previsto en la regulación. Otro inconveniente es que aumenta los costes de las empresas (calcular la huella de carbono no es barato, por ejemplo). También los cambios regulatorios pueden ser apresurados: hay muchas maneras de calcular la sostenibilidad de una inversión, de modo que el método propuesto por el regulador puede no ser generalmente aceptado y quizás cambie con el tiempo.

En fin, Alberto Andreu y Alberto Castilla proponen una serie de cambios que se están produciendo ya, y que nos llevará a nuevos modelos de negocio y nuevas formas de dirigir.

  • Gestión del cambio, que «supone la transformación de las estructuras formales de las empresas desde los organigramas hasta los propios procedimientos».
  • Cambio climático, que cambia el modelo de negocio.
  • Gobierno corporativo, el proceso de toma de decisiones y las relaciones entre los órganos de gobierno y los órganos de gestión.
  • Finanzas sostenibles: la sostenibilidad hace acto de presencia en las decisiones financieras, especialmente en los costes y en los riesgos.
  • Tecnología, desde la cadena de suministro hasta el cálculo de la huella de carbono por producto.
  • Nuevo reporte corporativo, en que la diferencia entre la información financiera y la no financiera se desvanece.
  • Valor a largo plazo: cómo las decisiones de hoy generan valor para el largo plazo.
  • Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), que pasarán de ser un lenguaje de comunicación a un elemento transformador.

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