Leí hace un tiempo un working paper del Institute of Business Ethics de Londres, titulado (en inglés) «Ética, ¿la E que falta en la inversión ESG?» (ya saben, Environmental, Social and Governance, o Medioambiente, Social y de Gobernanza, en español). Había algunas ideas interesantes que pensé merecían una reflexión.
De entrada, el artículo señalaba que los gestores de activos (asset managers) están interesados en la ética, porque está presente en cosas que les interesan de las empresas en las que invierten y de las empresas que son sus clientes, como la cultura y la conducta, pero que no se atreven a hablar directamente de ética, porque les falta formación, no disponen de modelos fáciles de usar y sus marcos temporales pueden ser muy distintos. De acuerdo. A menudo pensamos que la ética está pensada para resolver dilemas que aparecen en algún momento, como «¿puedo sobornar a un funcionario público para que me dé un trato de favor que necesito de manera imperiosa para mantener mi negocio en marcha?». Pero la ética, claro, es mucho más que la respuesta a preguntas difíciles: es una manera de comportarse regularmente.
Y esto no se refleja en los resultados que solemos mirar en las empresas, pero sí en la conducta de sus directivos, empleados y propietarios. Y no hay indicador fácil de calcular que refleje esto.
Pero la ética implica ampliar el campo del análisis: no solo cuánto gana la empresa, ni si responde a algunos criterios sobre aspectos mediambientales, de personal, de trato a clientes… sino cómo se comporta la empresa (y sus miembros, claro) en su estrategia, en sus políticas y en su conducta diaria. El gestor de activos debe hacerse una idea de cómo actúan las empresas de sus clientes, porque debe preocuparse de cómo actúa su empresa, es decir, él mismo, sus colegas y sus empleados, y, por tanto, las empresas en las que invierte. O sea, la pregunta sobre cómo tener en cuenta la conducta ética de las empresas en las que invierto empieza por preguntarse cómo nos comportamos nosotros, qué responsabilidades asumimos y cómo reflejamos esto. O sea, va mucho más allá de responder a un cuestionario o de valorar unos indicadores, cosa que, probablemente, tendremos que hacer, porque nuestros clientes nos lo piden, pero que va mucho más lejos.
Gran articulo antonio, lo cierto es que hoy en día bajo mi citerio mucha gente carece de ética y más en el mundo empresarial. Yo mismo tengo una empresa y muchas veces me dejo llevar por la exigencia del día a dia, y el afán de querer mejorar hace que muchas veces realice conductas poco éticas, pero poco a poco tranto de no caer en ello.
Lo cierto es que si no somos éticos tarde o temprano la mano invisible nos pasará la factura. Gracias por comunicar la verdad, sin paliativos, Antonio !
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