La ética del cuidado mira, sobre todo, al hogar. En él hay un trabajo doméstico, remunerado (en el caso de empleados ajenos) o no remunerado (en el caso de los miembros de la familia). Y hay también unos servicios de cuidado, consistentes en la atención directa a personas dependientes (menores no autónomos, enfermos, mayores, personas con discapacidad…), que también remunerados o no, y que pueden ser formales (una atención profesionalizada y retribuida) o informales (en el entorno familiar).
El Diccionario de la Real Academia Española llama cuidado a «poner diligencia, atención y solicitud en la ejecución de algo… solicitud y atención para hacer bien algo… acción de cuidar… asistir, guardar conservar…. vivir con advertencia respecto de algo…». Una definición más formal sería «el conjunto de acciones encaminadas a dar respuesta a necesidades básicas de otra persona que esta no puede cubrir por sí sola».
Hay tres dimensiones en la persona. Una, psicobiológica: somos vulnerables; otra, social: somos dependientes, y otra espiritual: somos o aspiramos a ser autónomos. Hay que reconocer la vulnerabilidad y protegerse de ella. Hay que reconocer la dependencia, que puede ser parcial o absoluta, como ocurre probablemente en algunas etapas de la vida (enfermedad grave, discapacidad, etc.). Y queremos ser autónomos, pero debemos poner también nuestra autonomía al servicio de los otros. Y aquí aparece el cuidado.
En la empresa hay personas que son, como hemos visto, vulnerables y dependientes, en mayor o menor medida, aunque tratan de ser autónomas en su actividad laboral. Podemos aplicar en ella al menos algunos caracteres del cuidado que vemos en el hogar: detalles, gestos, cosas pequeñas que hacen amable la vida y la dotan de sentido; respeto, acogida… La empatía permite descubrir necesidades del otro aun antes de que las manifieste; luego podremos adaptarnos a esas necesidades, asumir la responsabilidad en el cuidado, poner en práctica nuestras habilidades técnicas y, sobre todo, ejercer la sensibilidad.
El cuidado es una tarea, que ejercen los cuidadores. El cuidado es una actitud, que debemos ejercer todos. El cuidado es una virtud, una disposición manifestada en ocuparnos de las necesidades del otro. Como vemos, también puede ponerse en práctica en las empresas.
ahmedfarhad21official@gmail.com