La paciencia es la virtud que nos ayuda a permanecer tranquilos ante acontecimientos desagradables o adversos, manteniendo el control sobre nosotros mismos en esas circunstancias que nos molestan. Evita que tengamos reacciones bruscas ante lo que nos contraría, que hagamos juicios negativos sobre otras personas o circunstancias, y que se deterioren nuestras relaciones sociales. Hay una paciencia interpersonal (mantener la calma con personas que nos molestan), una paciencia en las cosas duras de la vida (ante sucesos importantes, como puede ser la proximidad de una operación quirúrgica o el resultado de un examen) y una paciencia ante las contrariedades diarias (como el retraso en la llegada de un autobús o una cola en el supermercado). He aquí algunas sugerencias para desarrollar nuestra capacidad de ser personas pacientes.
- Descubre lo que te causa impaciencia: personas, situaciones, etc., con sus manifestaciones también físicas.
- Cambia el punto de vista sobre las cosas que te causan impaciencia. Mira las cosas desde lejos y con visión de conjunto. La cola en el supermercado no es tan gravosa, cuando ves el conjunto del día.
- Llena tu tiempo de espera con cosas agradables o útiles.
- Practica la empatía. Presta atención a los sentimientos de la persona que te molesta.
- Sé agradecido. Puede ser bueno que recuerdes cosas buenas que te han pasado y dar gracias por ellas, especialmente cuando estás nervioso.
- Practica el sentido del humor. Una broma en la cola del supermercado puede hacer la vida más agradable a los demás… y a ti.
- Sé realista. Hay una oración pidiendo serenidad a Dios «para aceptar las cosas que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar las que puedo cambiar, y sabiduría para entender la diferencia entre unas y otras».
- Sé consciente de lo que estás experimentando en tus sentimientos, pensamientos y emociones, de lo que eres y de lo que haces; evitará que sobrerreacciones a los problemas.
- Pide ayuda a alguien que pueda dártela.