Continúo dando vueltas al argumento de una entrada anterior con este mismo título. Me refería a una teoría de la empresa que caracteriza a esta como la manera de superar los problemas de la acción colectiva que se presentan cuando unas personas necesitan colaborar con otras, cuando unas y otras son naturalmente egoístas, de modo que se produce una lucha continua entre la cooperación que necesita la empresa y el individualismo y egoísmo de los que han de llevar a cabo esa cooperación. Según el autor del paper al que me refería en esa entrada anterior, el profesor Stoelhorst de la Universidad de Amsterdam, lo que consigue superar aquellas dificultades de cooperación es lo que él llama «sentimientos morales». Y en esa entrada decía yo que no son sentimientos, pero eso no lo es lo quiero destacar ahora.
Lo que me parece interesante es la idea, que recogía en mi entrada, de que la ética se incorpora a la estructura, normas sociales y gobierno de la empresa. La lectura que hace su autor es que las leyes y las normas sociales incorporadas a la empresa hacen innecesaria la ética normativa: la teoría de la empresa ya incluye la ética si quiere superar aquel individualismo y egoísmo que dificulta la acción colectiva. Y estaría de acuerdo si utilizásemos una teoría de la empresa amplia, que utilice no solo categorías económicas, sino también antropológicas, éticas y sociales. Pero mientras sigamos con nuestras teorías «económicas» de la empresa, la ética tiene que acompañarlas, para que el resultado sea aceptable.
Un último comentario. El paper mencionado introduce las teorías de stakeholders en su argumento, porque la empresa necesita la colaboración no solo de sus propietarios, directivos y empleados, sino también la de sus clientes, proveedores, financiadores, vecinos y competidores, es decir, de sus stakeholders. De modo que los argumentos que damos para utilizar la ética en la teoría de la empresa sirven también para la teoría de los stakeholders. Lo que parece razonable, ¿no?
La libertad manda. Las normas están hechas para ser libres y la economía obedece a reglas numéricas que son matemáticas y no pueden ser libres, y menos para los stakeholders. La libertad no puede basarse en leyes físicas, es decir, numéricas