Mucho se ha hablado de la dimensión ética de la pandemia del COVID-19 y de las medidas tomadas por los gobiernos, las empresas, las familias, otras organizaciones y los mismos ciudadanos para superarla. Aquí quiero comentar brevemente algunas virtudes que se han puesto de manifiesto, y que son y serán necesarias, para salir de esta situación.
La compasión es una virtud muy importante en las profesiones relacionadas con la salud. Quizás lo que nos parece ver es una conducta meramente profesional, pero no cabe duda de que, en muchos casos, hay una verdadera virtud incorporada a la manera de trabajar de esos profesionales. Pero la actitud de reconocer el sufrimiento de los demás y de tomar medidas para ayudar a suprimirlo o a hacerlo más llevadero, es algo que a todos nos compete. También a los políticos, que deben dejar que el corazón les señale situaciones en las que se pone de manifiesto el dolor de las personas. Y también afecta a los directivos de empresas, que deben tratar a sus empleados, clientes y proveedores como personas que también lo pasan mal.
Otra virtud es la solidaridad: el reconocimiento de que mis acciones afectan a los demás. Por eso, usar máscaras o guardar las distancias con otras personas no son solo medidas defensivas, sino una ocasión de sentirnos solidarios con los demás. Claro que a todos nos gusta sentirnos libres a la hora de elegir nuestra conducta, pero tratando siempre de no provocar daños a otros y, si es posible, de hacerles el bien. Aquí se pone también de manifiesto la importancia del ejemplo, y de la información, según aquello de que no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hiciesen a ti, y haz a los demás lo que te gustaría que te hiciesen a ti.
Otra virtud social propia de esta época es la justicia, que es previa a las otras dos. Consiste en «dar a cada uno lo que es suyo», y aunque no siempre sabemos claramente lo que es suyo y a qué tiene derecho, también tenemos la evidencia de que, cuando vemos que alguien se ha comportado injustamente con otro, sentimos que nuestras entrañas -nuestra conciencia- se rebela. Y ahora más en lo que llamamos justicia distributiva -en cómo repartimos las cargas y los beneficios entre todos, en un mundo muy desigual- y social. La imagen de unos temporeros contratados para recoger fruta durmiendo en las calles nos debe hacer pensar que algo no se está haciendo bien con unas personas que merecen un trato digno.
Bueno Antonio yo como persona del común he evidenciado que en nuestro caso Colombia ese rumor de los engaños o la desviación de información correspondiente al virus ha sido recurrente, tanto que a pesar de las estadísticas, medidas ,pruebas y testimonios de personas al rededor del mundo mediante redes sociales o medios de comunicación; hay quienes tienen la certeza que es un engaño el tema de la pandemia culpando a los gremios de la salud y al gobierno acentuando que las medidas tomadas para la pandemia es como un negocio desestimando las virtudes de las cuales hablas ;
Pero cabe resaltar que también he visto quien en vez de tener esa actitud han visto en esta crisis una motivación y una oportunidad para sacar a flote todo lo mejor de si y reinventarse cambiando mentalidades de muchos enseñando y apoyando a futuros empresarios reactivando la economía en ámbitos diferentes encontrando soluciones a los problemas que ahora se nos presentan con este cambo de vida siendo solidarios.