Seamos serios

No me refiero aquí a la seriedad como rasgo del carácter, sino como una manera de actuar, como decía el profesor Rafael Alvira en una Tercera de ABC hace poco más de un mes. Es serio el que cumple con sus deberes, el que sabemos que hará lo que ha prometido o lo que debe hacer. «Si Fulano ha dicho que lo hará, podemos estar seguros de que lo hará», porque sabe lo que tiene que hacer, sabe hacerlo, puede hacerlo y está comprometido a hacerlo. Una persona que cumple estas condiciones es una persona íntegra. E inspira confianza.

En las empresas hablamos ahora mucho de confianza, confianza en la organización que, claro está, se fundamenta en la confianza en las personas, especialmente sus directivos. Tener confianza en alguien permite reducir lo que llamamos «costes de transacción», esto es, costes de llevar a cabo algo, como redactar y firmar un contrato, ofrecer o pedir garantías, pedir el consejo de un abogado o un experto, apoyarnos en un buen intermediario… Para hacer negocios es importante tratar con gente seria -mejor si son alegres, esto es, no son serios como rasgo de carácter, pero sí como manera de actuar, como decía antes: pero para la confianza, lo importante es esto último.

«Ser fiable no se improvisa», decía Alvira. Es verdad: exige ser una persona virtuosa, que pone los intereses de aquel con quien adquiere un compromiso antes que los intereses propios; que es constante, que es transparente en sus actuaciones, que tiene objetivos claros y los cumple…

«El premio de la seriedad ha sido siempre el mismo de la virtud ética: el honor«, añadía Alvira. Y en los negocios, ese premio incluye también prestigio, reconocimiento y buen trato. Ser confiable implica se vulnerable, pero tiene sus ventajas.

2 thoughts on “Seamos serios

  1. Así es profesor: el orden a veces parece irracional pero termina siendo lo más evidente, lo que había que hacer, al final, en cambio el desorden a veces parece racional pero -a la larga- es irracional

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