Es la hora de enseñar

Es la hora de enseñar, pero no necesariamente la hora de los profesores, que deberíamos hacerlo, y no siempre lo hacemos. Es la hora de explicar lo que hacemos. Dos ejemplos, a propósito del problema de la deuda soberana española.

  1. Si usted, lector, no puede pagar su hipoteca ahora, seguramente irá a su banco y tratará de explicarles por qué no puede pagar, cuándo podrá hacerlo, de qué depende que pueda hacerlo o no,… y les hará propuestas de futuro, y les pintará escenarios alternativos (si puedo vender ahora una plaza de garaje que tengo, o dentro de seis meses,… si vuelvo a encontrar empleo en septiembre, o en enero,…). Bueno, pues la historia del déficit español se debería contar de la misma manera: cuál es la evolución prevista (pero realista, no el cuento de la lechera) de los ingresos, y de los gastos, qué partidas vamos a reducir, cuándo llegará la recuperación de los ingresos (en escenarios optimistas, medios y pesimistas,…). Entiendo que los mercados financieros son duros de oído y muy asustadizos, pero, caramba, llevo muchos años dedicado a la enseñanza, y sé que la gente puede entender.
  2. De puertas adentro, la clase debe ser muy distinta. Ahora usted reúne a la familia y les dice: tenemos un problema grave, hemos de aumentar los ingresos y reducir los gastos, de modo que vamos a hacer un conjunto de planes realistas acerca de dónde podemos arañar unos euros, si podemos vender algo,… otra vez con escenarios alternativos. Pues esto hay que hacerlo con el país (y con la Comunidad Autónoma, y con el ayuntamiento,…): hasta ahora hemos gastado así, deberíamos reducir estas partidas en tanto, estas otras no deberíamos reducirlas,… Porque -y ésta es la clave- no podemos seguir con el tren de vida que hemos mantenido en el pasado.