Me suena que ya escribí sobre este tema, pero aprovecho que se ha publicado un documento de trabajo que escribí hace un tiempo (verlo aquí, en castellano, con el mismo título que figura en este post) para deciros lo que pienso ahora sobre los aspectos éticos de la crisis financiera, después de darle bastantes vueltas. Hay, como digo, tres dimensiones:
- La privada. Los banqueros, bancarios, analistas, directivos, empresarios, políticos, reguladores, amas de casa, padres de familia,… hemos sido (unos más y otros menos) codiciosos, injustos, mentirosos, cobardes,… (añada el lector los vicios que quiera). Pero llevamos milenios actuando así. En el pasado, los instrumentos que utilizábamos para hacer frente a estos vicios funcionaban, al menos suficientemente y la mayoría de veces: la ley, los jueces, etc. Parece que esto falló en los años recientes. ¿por qué?
- La organizacional. Esta fue una crisis de dirección, de management: incentivos perversos, excesiva asunción de riesgos, conflictos de intereses,… Y los mecanismos de control no funcionaron. ¿or qué?
- La social. Los mecanismos no funcionaron porque nuestra sociedad ha cambiado. Ha cambiado su ética, que se ha hecho individualista, emotivista, relativista,… Y, claro, con semejante repertorio de éticas, era muy difícil que las organizaciones, las personas y la sociedad misma se comportasen de manera adecuada, de modo que nos saltamos las barreras que habíamos establecido para corregir los vicios privados y organizativos. En este ámbito, pongo especial énfasis en la separación establecida hace décadas entre economía y ética, así como entre política y ética.
Si esto es así, el problema no se arregla con nuevas regulaciones, ni con sermones. Hemos de cambiar la concepción ética de la sociedad.
He estudiado ciencias económicas en Argentina y he convalidad esta licenciatura a la de ADE en España. En segundo año de carrera me dieron una asignatura llamada Filosofía económica (asignatura que un colega economista, Pau Monserrat me dice que acá no se dá) en la que me enseñaron ética y moralidad en todo el compartamiento humana y máxime en nuestra carrera en que la mitad de los profesionales terminamos siendo políticos junto con los de derecho. Una máxima en filosofía es que «el hombre es bueno pero tiende al mal» y en este sentido esa que debe luchar día a día por ser mejor. Pero en el caso de ser dirigente aparte que profesional, ésta máxima se debe cumplir inexorablemente, y a mi forma de ver, el mal comportamiento de aquellos que dirigen una sociedad no se puede dejar a los ojos de DIOS solamente, es donde la ley del hombre debe recaer con toda sus fuerzas a modo de ejemplo para el resto de la sociedad.
Gracias, Luis. De acuerdo. Recurrimos a la ley cuando los agentes no son morales, pero ya se ve que esto no funciona: es mucho más caro, tiene efectos peores para todos, y, al final, tampoco la ley nos sirve.