Bienestar vs «bienestarismo»

No me gusta lo de «bienestarismo«, pero sería la traducción del «welfarism» anglosajón. La oposición de bienestar vs. bienestarismo me parece importante, en una época de crisis del Estado del bienestar, recortes presupuestarios y mal ambiente entre los usuarios.

En un sistema universalista de Estado del bienestar como el nuestro, en que queremos dar acceso a todos, el Estado tiene tres responsabilidades principales: 1) Definir los servicios que hay que prestar a todos y los estándares que se deben cumplir. 2) Fijar las reglas de acceso a los servicios (por ejemplo, los jubilados sí, sin condiciones; los que trabajan también, pero pagando una parte). 3) Ejercer el control de los servicios que se prestan (calidad, condiciones, evitar malas practicas, etc.).

El Estado es a veces solo el organizador de esos servicios, y otras veces es también el productor, en régimen de monopolio, o compartido con otros sectores (con o sin fines de lucro). En teoría, ambos extremos (el Estado no produce, por un lado, y el Estado es el único que produce los servicios, por otro) son razonables. El problema es que, cuanto más productor sea el Estado, menos capacidad de control tendrá, especialmente cuando se trata de preservar la equidad y la eficiencia del sistema. No se puede ser juez y parte.

Nuestro país está necesitando un buen debate sobre estos temas, sobre todo a partir de las nuevas condiciones fiscales creadas por la crisis. Ya hemos tenido ese debate otras veces, pero siempre con un componente sesgado hacia el debate ideológico entre lo público y lo privado. Lo que falta, me parece, es una reflexión que parta del principio de que la organización del Estado del bienestar corresponde a la sociedad, no al Estado. Este debe actuar solo como regulador, empezando por los principios (las tres obligaciones mencionadas más arriba) y acabando con el control. En lo demás, hay que dejar que florezcan las iniciativas de la sociedad civil, con autonomía (financiera, estratégica y de gestión), no en forma de concesiones.

Detrás del modelo en que el Estado es el que hace y deshace está la visión de la persona que utiliza los srvicios sociales como mero usuario; su única opción es la que ahora tiene: protestar. Detrás del modelo que da toda la iniciativa al mercado está la visión de la persona como cliente; si no le gusta, que se marche a otro sitio (pero los proveedores del servicio ya se encargarán de que le guste, lo mismo que si se tratase de comprar unos zapatos). Quizás va siendo hora de convertirlo en ciudadano, que participa, lejos del «café para todos» de la primera opción y de «el cliente es el rey» de la segunda. ¿Utopía?

Antonio Argandoña es Profesor Emérito de Economía del IESE.

2 thoughts on “Bienestar vs «bienestarismo»

  1. Sí; de momento, es una utopía. La izquierda ha agitado con éxito la pancarta de la privatización cada vez que se ha flexibilizado la gestión de servicios como la sanidad y la educación. El discurso sobre el ‘servicio público y universal prestado por Estado’ ha calado mucho en la sociedad española.
    Parece que estamos más satisfechos con el servicio recibido cuando todos perdemos dinero que cuando algunos lo ganan. El empresario está mal visto …

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