Mala ciencia, y mala dirección

Richard Lesmoir-Gordon publica una carta hoy en el Financial Times, titulada «El auge de la ciencia ayudó a causar la crisis» (en inglés, aquí). Se refiere a la crisis financiera, claro. No la española, pero también. Explica que en los últimos años el manejo de la cartera de las instituciones financieras se dejó cada vez más en manos de graduados en ciencias (matemáticos, físicos, ingenieros) y de sus modelos matemáticos, porque esos expertos eran los que sabían manejar los programas de ordenador que se encargaban de tomar las decisiones financieras.

Fue, dice, un fallo de la ciencia. Los modelos estaban muy bien, y durante un tiempo parecieron funcionar. Pero, como explica él, trataban de fijar al mismo tiempo el precio de los activos y su riesgo, cuando uno depende de otro. O sea, mala ciencia (aparte, por supuesto, de otros fallos en la modelización de las finanzas).

Luego, los modelos se incorporaron a la gestión de las instituciones financieras, de modo que lo que debía ser una profesión basada en la prudencia y el buen hacer, se convirtió en una ocupación de técnicos. O, peor aún, en el trabajo de unos directivos que habían llegado a posiciones elevadas desde las que tomaban decisiones sin entender los modelos que estaban utilizando sus subordinados. O sea, mala dirección. No pusieron en práctica aquelo que decía Dennis Weatherstone, de JPMorgan: «Tienes tres oportunidades de explicarme eso, y si después de esos intentos yo no lo entiendo, no lo haremos». No es soberbia del directivo, sino sentido común.

2 thoughts on “Mala ciencia, y mala dirección

  1. Efectivamente, tomar modelos matamáticos, sin las necesarias correcciones, propias de la prudencia y del sentido común, es un error.
    Robert Skidelsky se refería a ello como «ingenuidad matemática».
    Afectuosamente.

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