No me invento yo ese decálogo; lo he sacado de «La drecera», que es el boletín informativo del Instituto Agrícola San Isidro, una institución por la que siento una gran simpatía, entre otras razones por la sensatez de muchas de las ideas de su boletín y, sobre todo, por su actitud. En el número de julio-agosto de este año, «La drecera» (el atajo) recoge las ideas que expuso Isidro Fainé, ex-presidente de Caixabank, en el acto de clausura del Congreso de Directivos de la CEDE.
- El directivo ha de ser transformador, hacer posible lo que para otros es imposible. Nunca debe quedarse con lo que ve, siempre debe preuntarse cómo puede mejorarlo.
- Dirigir es concentración. No despistarse con muchas cosas, concentrarse en lo que debe hacer.
- Simplificar. La complejidad está ahí, pero no se ha de admirar, sino evitar.
- Las responsabilidades no caducan. El directivo debe llevar la empresa a donde desea, y debe perseverar en ese intento a pesar de todo. Tiene que acertar, con profesionalidad y seriedad: es su responsabilidad.
- Ha de formarse permanentemente. No hace falta que vuelta a la escuela cada cinco años, pero siempre tiene que tener algo entre manos para mejorar su formación. Y en esta tarea debe buscar apoyos.
- No hay beneficios sin ventas, y no hay ventas sin producto. A ver, repita: no hay beneficios sin ventas…
- La buena comunicación multiplica nuestro mensaje. El directivo debe dedicar hoy la mitad de su tiempo a comunicar, dice Fainé.
- El equipo de motiva con el ejemplo. Solo con el ejemplo. La motivación empieza por el convencimiento, pero pasa por la persona y el detalle, para arrancar el compromiso.
- El email más efectivo es una conversación. Si no hay relaciones personales, la empresa se deshumaniza. Y la gente es lo único insustituible en la empresa.
- El camino al éxito está lleno de detalles. El viejo lema de la Guardia Civil española, cuando pateaba toda la red de carreteras y caminos vecinales, a pie, con frío o con calor: vista larga y paso corto (el lema añadía otra cosa, pero me parece que desentonaría de este decálogo).
Respecto al n° 7, me hizo recordar el caso del Director Ejecutivo de un canal de televisión. Duró pocos meses en el cargo después de haber implementado varios cambios. En una entrevista, ante la pregunta de qué errores había cometido, respondió diciendo que cuando empezó creyó que debía dedicar 75% de su tiempo a gestionar y 25% a comunicar; ahora se daba cuenta que debió haber sido al revés: 25% a gestionar y 75% a comunicar.
Solo como anécdota, profesor, el nº 7 me hace recordar las clases con Juan Antonio y Polo. el 1º decía «me paso la mitad de la vida haciendo preguntas» y si le preguntábamos por qué, contestaba porque la otra mitad me la paso respondiendo; y el 2º decía que la mitad se pasaba mandando porque la otra se pasaba obedeciendo.