Al escribir sobre la responsabilidad social de la propiedad en las entradas anteriores de este blog, me di cuenta de que esta entrada, que había escrito en 2013, de me quedó entre los borradores. Y por eso la publico ahora, pidiendo excusas a mis lectores…
Los que aparecen en esta foto son dos empresarios suecos, Börje Ekholm y Anders Nyrén, competidores en los mercados pero que comparten una idea muy interesante, que recogía hace unos días el Financial Times (aquí, en inglés), en un artículo titulado «Escandinavia: modelo de gestión». El modelo a que se refiere es el de gestión activa de los propietarios de las empresas, que, en Suecia,»ha puesto el poder empresarial en manos no de la dirección, sino de los accionistas que están obligados a elegir el consejo de administración y a implicarse en las grandes decisiones estratégicas».
La idea es antigua; la Doctrina Social de la Iglesia católica ha venido hablando desde antiguo de la responsabilidad de la propiedad: el propietario es responsable de lo que pasa o hace su propiedad. Si yo soy responsable de los mordiscos de mi perro al pantalón del vecino, ¿por qué no lo he de ser también de lo que haga la empresa cuyas acciones poseo? De acuerdo, yo tengo poco poder en mi empresa, pero algo tengo, ¿no? En última instancia, ¿qué hago yo como propietario de ella? ¿Ganar dinero y desentenderme? Lo que esos propietarios suecos proponen es una implicación mucho mayor, por varias razones. Una: que promueve el pensamiento a largo plazo. Otra, que da estabilidad a la empresa (porque, claro, el propietario no toma el dinero y sale corriendo en busca de otra oportunidad en otra empresa).
«No necesitamos anónimos fondos mutuos o fondos de inversión, sino propietarios fuertes con un nombre, con responsabilidad y con un papel claro… que estén allí en tiempos de crisis y que busquen nuevos directivos, si hace falta. Me parece que hemos subvalorado seriamente el papel de la propiedad en nuestra sociedad occidental, en general».
El artículo señala también que el supuesto control de la dirección por el consejo de administración ha sido un fracaso: entre 2006 y 2010 ni una sola de las empresas del FTSE 350 despidió a un solo consejero. Claro que esto supone un giro radical respecto de los modelos anglosajones de propiedad y gestión, pero, dada la experiencia reciente, me parece que vale la pena intentar el cambio.
Conozco a pocos accionistas propietarios y a los pocos que conozco no les ha ido bien, Conozco a miles de lo que antes, quienes frecuentábamos la Plaza de la Lealtad, llamábamos «barandilleros».
Vamos a entender bien esto. Los propietarios participan de un % que es un número. El modo en que lo hagan es temporal, que también es un número, pero en ese caso ya es además, espacial. Es el espacio-tiempo inevitable en que vivimos. Esa temporalidad merece más atención que la espacial (Polo, Filosofía y Economía). Pero encima, el modo más determinante de ahorrar tiempo es la virtud. Al final, profesor, todo se rige por un número: el tiempo humano. Y es contra-variante. Seguiré otro día porque se me pasa la hora.