Ya sabíais de qué iba a tratar esta entrada, porque lo anuncié en la anterior con el mismo título. Lo que yo quiero decir es que eso de la Responsabilidad Social (RSC) significa dirigir bien, de una manera responsable, en la empresa, para que todos en la empresa actúen siempre de manera responsable; para que, si no lo hacen, pidan perdón, no escondan su error, rectifiquen y, encima, reciban una felicitación del Director de RSC y, si procede, del mismo CEO. Porque equivocarse es humano, y rectificar es más humano, casi divino.
Por eso, las relaciones del Director de RSC con el de Personal, el de Fábrica, el de Ventas, el de Administración, el de Comunicación y todos los demás deben ser un continuo ejercicio de formación en RSC, sin que se note, porque ellos se pueden sentir heridos si entras diciendo “siéntate, que te voy a contar lo que tienes que hacer”. Y un directivo herido es un directivo cerrado. No te conviene.
Tienes que perder el tiempo, explicándole por qué él, y toda su gente, son claves en la RSC de la empresa, por qué la RSC no es “lavado de imagen” ni “propaganda encubierta”, sino que es clave para la sostenibilidad FUTURA de la empresa, su crecimiento, su prestigio, etc. Y que lo que él y su gente hacen es muy importante: la RSC que la gente ve es la que hace el vendedor, el que atiende el teléfono, el que hace la factura o el chupatintas de tercera, no el Director de RSC.
Por eso él tiene que saber cómo le puedes ayudar tú, cómo puede vender él a sus jefes lo que está haciendo para RSC, qué información necesita él para tomar decisiones responsables y, al mismo tiempo, cumplir con sus objetivos de rentabilidad o ventas, etc. Y tiene que entender que cuando tú le preguntas cuánta agua hemos gastado este mes en la fábrica, o cuántas quejas de clientes hemos recibido, o cuántas horas de formación ha dado sus empleados, le estás ayudando a él a triunfar como directivo, y a la empresa a ser una empresa excelente. Y si nadie se acuerda de cuántas cosas debe al Director de RSC por todo lo anterior, mejor.
¡Ah!, y procura que no le entre la mentalidad de «poner señales en unos cuadrados». La RSC no va de «cumplir». Esto es muy importante. Y me temo que muchos directivos no lo entienden. A veces, ni siquiera lo entienden los de RSC. Y, muy a menudo, tampoco el CEO.
Los Comentarios de la Cátedra son breves artículos que desarrollan, sin grandes pretensiones académicas, algún tema de interés y actualidad sobre Responsabilidad Social de las Empresas.
Buen día profesor. De seguro le servirá esta cita de AT2 de Polo: «en Dios la voluntad no es deseo; en el hombre sí lo es. Cohonestar estos dos sentidos de lo voluntario es el núcleo de su dificultad temática. Parece que la inteligencia humana, aunque inferior a la divina, no es imperfecta de suyo. Por eso se sostiene que es una ‘chispa’ de la divina, y que cabe acordar la inteligencia divina y la humana. Ahora bien, ¿en qué sentido el deseo es una ‘chispa’ de la omnipotencia? Recuérdese que lo que impide poner la voluntad en Dios es la índole oréctica de la voluntad del hombre. La teología está obligada a buscar un sentido más alto de la voluntad…»