David Vogel, profesor emérito de la Haas School of Business de la Universidad de California en Berkeley, se ha atrevido a decir algo que yo hace tiempo que pensaba. Bueno, seguramente yo no era el único, pero, en todo caso, no lo aireábamos. Vogel dice, en la California Management Review, que hay «un falso amanecer de la Responsabilidad Social Corporativa» (aquí).
Lo del nuevo amanecer de la RSC lo dice el Financial Times. También en España los titulares de muchas webs, periódicos, revistas y medios de todo tipo dice que eso de la RSC está llamado a ganar por goleada. Ya no hay lugar para las empresas que no sean responsables; por fin triunfan la sostenibilidad y las buenas prácticas; la empresa que no sea responsable tiene las horas contadas… «Este será un mundo, dice Vogel, en el que no habrá solo unas pocas compañías ilustradas, sino en que la responsabilidad corporativa será la nueva norma de los negocios. Todos los directivos que miran al futuro se darán cuenta de que deben ser buenos ciudadanos corporativos, que cuidan el bienestar de sus empleados, consumidores, y del público en general, si quieren prosperar y ganarse la confianza pública».
Pero Vogel no se lo cree. Seguirán apareciendo nuevas empresas responsables, dice, pero el porcentaje de esas empresas seguirá siendo muy reducido. Habrá, sí, oportunidades para ellas, pero la maximización del beneficio seguirá siendo la norma». La irresponsabilidad social corporativa, dice Vogel, seguirá siendo la norma.
Mi acuerdo con Vogel es, sin embargo, bastante parcial. Porque yo parto de la hipótesis de que las empresas son más o menos responsables; que hasta las más corruptas cuidan la calidad de sus productos, no despiden fraudulentamente a sus empleados, no falsean (todas las cifras) de sus declaraciones de impuestos… Bueno, es la vieja tesis de que todos somos más o menos éticos, en nuestras decisiones: algunas son deplorables, otras excelentes, otras muchas están a medio camino. Nadie tiene garantizado el acierto moral en todo lo que hace, y… el que estdé libre de pecado, que tire la primera piedra.
O sea que, sí, Vogel tiene razón en el sentido de que habrá nuevas empresas responsables y que las que quieran serlo tendrán sus oportunidades. Pero no todas lo serán, ni probablemente las que lo sean lo serán siempre. Otra cosa es que manipulen la comunicación para hacernos creer que todas son excelentes.
Buena parte del problema de este tipo de discusiones es que usamos la palabra «responsabilidad social de la empresa» como si fuera un concepto solido, homogéneo, cuando en realidad es un conglomerado de actividades, actitudes, percepciones, etc, especifico para cada empresa y su contexto, que es imposible usar para efectos comparativos en el tiempo y en el espacio. Toda empresa tendrá bueno y malo, en diferentes proporciones en el tiempo y a lo largo de sus actividades. Pero ello obsta para que se aprecien progresos a un nivel muy agregado, cualitativamente, sin poderlo demostrarla de forma rigurosa, pero que se pueda apreciar por un experto.
Un intento de explicar esto se puede ver en mi artículo http://bit.ly/PuntosdeVista
Sr. Vives muy buen comentario y su artículo igual. En mi paper del no 67 de la revista miscelánea poliana sobre la cibernética aclaro varias coincidencias que tengo con usted. Espero le sirvan porque lo que usted dice a mí me ha servido enormemente, ni se lo imagina. Gracias
Gracias, Antonio, me alegra mucho ver tu sintonía. Un abrazo (a distancia, para no infectarnos mutuamente).