Cómo dirigir personas (II)

Vuelvo al tema iniciado en una entrada anterior, tras el paréntesis dedicado a C.S. Lewis y El Señor de los Anillos. Se trata de un conjunto de sugerencias que, me parece, pueden ayudar a los directivos a tomar decisiones que respeten la dignidad de las personas (empleados, pero también proveedores, clientes, distribuidores, etc.) y conviertan la empresa en una auténtica comunidad de personas. No las desarrollaré, porque me parecen obvias.

  • Las personas tienen una vida personal, familiar y social que va mucho más allá de su trabajo en la empresa: reconocer esto es una buena base para las relaciones con los demás directivos y empleados.
  • Respeta su dignidad, libertad y autonomía personal. Dales responsabilidades, para que las asuman y desarrollen su iniciativa.
  • Evita que se hagan dependientes: por ejemplo, cuando te pidan criterio sobre cómo actuar en algún caso, pídeles que te den primero su opinión, y luego, si conviene, ayúdales a entender por qué no era adecuada.
  • Las personas se comprometen cuando se sienten libres y ven claro el bien al que se dirigen. Dales conocimientos, capacidades y medios para que puedan actuar y decidir eficiente y moralmente y cumplir sus objetivos. Facilita la emergencia de sistemas informales para generar colaboración y superar los conflictos.
  • Trátales con exigencia amable, para que se superen y busquen siempre la excelencia en sus actuaciones. Ponles retos adecuados al nivel de sus capacidades y situaciones.
  • A la hora de corregir, supera la cobardía de mirar hacia otro lado, pero corrige con respeto y paciencia; censura el error, no la persona. Y ayúdales a que reconozcan sus fallos.
  • Cultiva su conciencia: que entiendan qué tienen que hacer y por qué. Exígeles un comportamiento íntegro. Elimina los incentivos perversos que pueden moverles a actuaciones inmorales.
  • Ofréceles oportunidades de formación, pensando en ellos y no solo en los beneficios. El directivo inmediato debe sentirse responsable de la formación de los empleados en el puesto de trabajo.
  • Desarrolla la capacidad de hacer de las personas, dándoles confianza para que actúen de modo responsable y autónomo; que desarrollen sus conocimientos, capacidades, disposiciones y virtudes; que sean responsables de la aplicación de sus propias capacidades a su trabajo y puedan alcanzar sus propias metas, dentro de lo que necesita la empresa.
  • Ayúdales a pensar, de modo que, a la hora de juzgar o de decidir, se pongan en el contexto adecuado: por ejemplo, tratando de entender el porqué de las actuaciones de otras personas.
  • Acepta sus limitaciones e imperfecciones, y que ellos las reconozcan también. Pero procura con paciencia que se esfuercen por superarlas.
  • Evalúa el cumplimiento de los encargos, lo que han conseguido y las desviaciones: esto no tiene por qué ser un juicio sobre las personas. Que ellos sean capaces también de valorar sus actuaciones con objetividad.
  • Manda sin humillar. Dirigir no consiste principalmente en dar órdenes. Respeta la inteligencia y la voluntad del que obedece.
  • Conviene que el jefe inmediato feedback frecuente al empleado, sobre todo si es reciente, reconociendo el buen trabajo cuando lo hace, ayudándole a rectificar cuando proceda y animándole en su desarrollo.

Bueno, seguiremos otro día.

7 thoughts on “Cómo dirigir personas (II)

  1. Ahora mismo las personas tienen poca vida social y vida personal debido a la anemia estamos sufriendo ,buen artículo lo mismo que comenta en el artículos tienen que corregir y lo que no se puede hacer es recortar la asistencia sanitaria ingresar gratuita y se respete su dignidad, libertad y autonomía personal .

  2. Muy de acuerdo con esta publicación, no le conocía pero sin duda, ahora seguiré sus publicaciones. Siempre he pensado que para poder dirigir bien una empresa, su jefe debe verla como una gran comunidad, donde todos aportan.

  3. Excelente. El mundo sin duda fuese mucho mejor, si tan solo, los líderes siguieran al menos un poco de estas líneas.
    Saludos .

  4. No se porqué pero estas sugerencias, más elaboradas y puestas al día, me recuerdan las que hizo el misionero fray Bartolomé de las Casas en defensa de los indios y que determinó su trato más humano en América.

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