¿Se puede formar el carácter en la empresa? (II)

Continúo comentando un artículo de la revista Nuestro Tiempo, «Para devolver a la educación su sentido originario», que empecé a tratar en una entrada anterior. Allí expliqué por qué es necesario que la empresa tenga gente con carácter, es decir, con virtudes, y me preguntaba si esto se puede formar en la empresa, o si hemos llegado tarde, porque esto viene de la familia y de la educación.

Señala el artículo que comento que el carácter se desarrolla con las tres haches: Head, Heart y Hands: comprender, preocuparse o querer y actuar. O saber, querer y poder. Y sobre esto explica algunas cosas de interés para nuestros empresarios, directivos y empleados.

  • No es cuestión solo de conocimientos, sino de generar un clima en el que discurre nuestra vida.
  • Los docentes que tienen éxito en ese intento empiezan cultivando el mismo fruto que tratan de cosechar. O sea, el carácter se forma a partir del ejemplo y el modelo del formador. En nuestro caso, del directivo. Por eso dirigir es una tarea ética, que empieza en el carácter del directivo.
  • No se trata de hacer unas cosas u otras, sino de quiénes somos y de cómo hacemos lo que hacemos.
  • Se trata promover cosas por motivación intrínseca, no vía premio o castigos. Has de hacer lo que debes hacer porque eso es lo que debes hacer, porque es lo mejor para ti, para la empresa, para los clientes y para la sociedad.
  • Hay que empoderar a las personas que queremos que se formen en el carácter, dándoles voz. En la empresa, cuando el empleado pregunta ¿qué debo hacer? hay que responderle: ¿qué crees tú que debes hacer? Y si la respuesta no es correcta, corregirle con delicadeza para que forme su carácter.
  • Otra idea interesante es que no hay que preocuparse por la multiplicidad de éticas que hay en la sociedad. A la hora de la verdad, dice el artículo, hay un consenso de valores como justicia, honestidad, civismo y respeto a la verdad. Si hay asuntos conflictivos, habrá que resolverlos de uno en uno, pero no renunciar a formar a las personas en ese conjunto de principios.
  • «No se trata de hacer más cosas, sino de cambiar el modo en que hacemos todo«.

Mi conclusión de todo esto es que sí, que la empresa puede ser un gran formador del carácter de las personas. Los resultados no siempre serán los ideales, pero sí al menos habremos contribuido a tener ciudadanos mejores y empresas más excelentes.

4 thoughts on “¿Se puede formar el carácter en la empresa? (II)

  1. El problema de una empresa es que muchas veces genera trabajadores con pocas iniciativas de crecer, debido que a veces estos trabajadores se sienten frustrados por sus superiores.
    Una empresa debería fomentar un espíritu más de marca y sentirse identificado con ella. Creo que la finalidad de un trabajador con cierta ambición es más de trabajar para si mismo que para otros.

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  2. La empresa es el mejor sitio para ello. Como dice Polo: “los hombres adquieren virtudes en su coexistencia social con los demás cuando se coordinan adecuadamente las tipologías sociales […]. Esta alta apreciación del orden se corresponde con el descubrimiento clásico de la teoría de los tipos (trópoi), que aparece en Platón y es recogida por Aristóteles y Teofrasto […]. Solamente hay orden […] si todos los tipos humanos están coordinados”

  3. O sea, que tenemos dos personajes dentro de esa empresa, el empleado, que pregunta qué debe hacer y que a la vez se le permite «amablemente» dar su opinión sobre lo que cree que debe hacer y el personaje que decide si la respuesta dada por el empleado es correcta o no, que es «la empresa», o sea, el directivo. Si es correcta, ¡Qué bien!, ¡Qué bien enseñado le tiene la empresa!, o sea, ¡Qué carácter el del directivo!. Si según el directivo, o sea, la empresa, la respuesta es negativa, en otra época, al empleado se le aplicaría el famoso «KITA» (Kick in to arce) pero hoy en día, no, ¡menos mal!, ahora se le «corrige con delicadeza» no sea que el empleado se revuelva y le devuelva la coz al directivo.
    Hace ya muchos años que existe la idea que la empresa debe ser como una orquesta, con una sola partitura, con un director y sus músicos todos ellos maestros en sus instrumentos
    y con la gloriosa finalidad de llegar a una interpetración impecable. Toda la orquesta se respeta y admira mutuamente teniendose siempre en cuenta su carácter de maestros. Y los que todavía no lo son anelan serlo y en ese sentido se les anima y apoya sin ningún ápice de prepotencia o superioridad.
    Creo que la empresa puede ser un gran formador del carácter de las personas que la forman simplemente si las considera verdaderamente como eso, como personas.

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