Busqué hace unos días la definición de esperanza en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua: «estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea». La de Wikipedia es un poco más larga, pero no cambia sustancialmente el contenido: «estado de fe y ánimo optimista basado en la expectativa de resultados favorables relacionados con eventos o circunstancias de la propia vida o del mundo en su conjunto».
Dicen los expertos que la esperanza -no hablo aquí de la virtud cristiana, sino de la actitud humana- requiere creencia y deseo: desear algo y creer que ese algo es posible. Desde este punto de vista, la esperanza es pasiva: espero que salgamos de la crisis sanitaria y económica, y eso es todo. Pero como virtud, esto es, como algo capaz de mover a la persona a actuar, necesita algo más: una percepción emocional de una razón para hacer algo. Por ejemplo, me gustaría correr una maratón (deseo), creo que puedo hacerlo (creencia) y tengo razones para hacerlo (me lo recomienda el médico, lo pide mi orgullo como atleta…).
En la empresa la esperanza es una virtud necesaria, porque las cosas que hacemos deben tener ese componente esperanzado de que saldrán adelante. Lo que no quiere decir que la esperanza sea algo agradable, porque puede ir rodeada de incertidumbre y miedo: si el resultado es incierto, cuanto más lo deseo, más miedo tengo de no conseguirlo. Pero lo importante es que, cuando espero algo, estoy motivado para poner los medios para conseguirlo. La esperanza impulsa a la acción y trae consigo el cambio que deseamos.
Profesor, trataré de mantener siempre un trozo de cielo azul encima de mi cabeza.
Un abrazo.
La esperanza es lo último que se pierde. Muchas gracias por el artículo
En este momento el artículo me entusiasma por diversas razones. Soy una convencida de que el deseo de conseguir algo mueve a la acción, nos anima, a pesar de los obstáculos. La esperanza es el motor de la vida en cualquier proyecto y un aliciente en la vida personal y profesional.
Nunca la perdamos, sobre todo en los momentos más adversos.
Muchas gracias Profesor, otra vez dando en la diana.
Muchas gracias D. Antonio. Su articulo de hoy me ha dado fuerte. Este miércoles inicio un nuevo reto profesional despues de casi 8 años en el paro. Se que no es una coincidencia que usted haya publicado esta reflexión hoy. Es sin duda una Diosidencia y le quiero dar las gracias. FUERTE ABRAZO