En las entradas anteriores con este mismo título he seguido la guía de un artículo de Michael Porter, George Serafeim y Mark Kramer, publicado en 2019, sobre cómo las empresas deben incluir en sus estrategias los aspectos sociales, medioambientales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). Ahora nos interesa el punto de vista del inversor, es decir, del accionista.
Obviamente, si las empresas entran en la vía de la estrategia con fines a la vez económicos y socio-ambientales, los accionistas deben jugar con las mismas reglas del juego. No es válido invertir de manera impersonal, buscando solo rentabilidades a corto plazo, cuando las empresas están promoviendo una estrategia de amplios vuelos y largoplacista. No se puede ver en los factores ESG algo irrelevante para el inversor o, a lo más, una referencia a riesgos indefinidos; ahí hay también oportunidades para los inversores. Y no se puede gestionar este tema con criterios de rentabilidad trimestral.
Las empresas deberán comunicar de manera precisa sus acciones y sus resultados esperados, en el ámbito económico y social y medioambiental; no bastará publicar una memoria llena de cifras que siga las buenas prácticas del sector.
Y tampoco las entidades que invierten (los fondos, por ejemplo) pueden conformarse con unos analistas que den criterios generales sobre las políticas ESG de las empresas, sino que tendrán que tener expertos que profundicen en las cuentas y en las memorias de las empresas, que conversen con sus directivos, y que dejen oír su voz en las juntas de accionistas.
Dicho de otra manera: los inversores deberán apostar por las empresas, y estas por sus inversores fieles. Seguirá habiendo mucho inversor no implicado en las empresas en las que coloca su dinero, pero las empresas que tengan proyectos importantes, económicos y socio-sostenibles, necesitarán inversores fieles, con profundo sentido crítico. “Las obligaciones de responsabilidad social se han impuesto hasta ahora sobre las compañías, no sobre los accionistas. Pero los inversores tienen también una responsabilidad social”.
Las empresas que practican la responsabilidad social corporativa tienen como objetivo mejorar las comunidades, la economía o el medio ambiente.
Muy interesante esta serie de artículos. Es muy importante conocer el equipo directivo y la implicación del mismo en el negocio antes de invertir en él. Sin duda la confianza de las personas que forman la empresa da muchas pistas acerca de su estado.
Muchas gracias por esta entrada, deseando estoy de leer más.