Mi colega en el IESE Antonino Vaccaro ha desarrollado un modelo llamado CIMA (Compliance Integrity Management Approach) para convertir el cumplimiento o compliance en una verdadera gestión que vaya más allá de identificar y mitigar los riesgos. Los componentes principales de ese modelo son:
- Poner las personas en el centro, es decir, primar el bienestar y el desarrollo de los empleados, clientes y socios.
- Empoderar a los empleados, a todos, no solo a los miembros del equipo legal o del consejo de administración.
- Darles formación específica, para que entiendan la importancia de los valores de la empresa y de su integridad.
- Dirigir con el ejemplo de los directivos.
- Incluir a los stakeholders externos: consumidores, proveedores, distribuidores, financiadores, etc.
- Crear canales de comunicación internos y externos para informar de posibles situaciones problemáticas o sugerir medidas de mejora.
- Difundir el mensaje, un posicionamiento claro que incluya la integridad, la ética y la responsabilidad social.
La idea central del modelo es que la compliance vaya más allá de la prevención del fraude y permita a todo el personal adquirir hábitos virtuosos, entender la importancia de los valores de la empresa y ponerlos en práctica cada día, de modo que todos tengan la oportunidad de ser mejores profesionales, mejores personas y mejores ciudadanos.
Interesante, gracias.
Como nos indicaba Polo y lo dejó escrito en varios de sus libros, ya son 10 años de su partida al Cielo, las facultades humanas (sistema nervioso) y las potencias espirituales (inteligencia y voluntad) son memorias. La prueba es que las células nerviosas no se reproducen, aunque se pueden recomponer si alguna parte se deteriora, y además, interactúan de un modo impresionante a través de las dendritas. Para poder tener en cuenta todos los componentes que se requieren según Vaccaro, es indispensable el concepto de tensor. Eso requiere poner en acción las memorias facultativas y yo inventé un modelo que las incorporaba en algo similar a hojas de cálculo (como aproximación externa a este tipo de sistemas que propuse en 1992 para UNAV pero era muy caro, según ellos, y con la matemática y acceso polianos al feedback elemental necesario) que vengo proponiendo en mis libros y artículos del IEFLP. El modo de programarlo lo hace cada directivo según «su memoria», eso era lo que lo personalizaba. Algún día alguien lo hará. Por ahora sigo tratando de entender más a Leonardo … y a tí por supuesto…