Encontré hace unos días unas sugerencias sobre cómo poner en práctica la paciencia de modo efectivo en el liderazgo en la empresa. He aquí una síntesis.
La persona paciente es capaz de mantener una actitud positiva mientras trabaja para un objetivo. La paciencia es, precisamente, la capacidad de trabajar bajo presión y de pensar en diferentes situaciones, en lugar de reaccionar de manera impulsiva y emocional. La persona paciente es calmada, objetiva, resiliente, comprometida, fuerte, flexible, proactiva, de mente abierta y dispuesta a esperar.
La paciencia se manifiesta en las interrelaciones, que son el puente entre esos atributos personales y los procesos de toma de decisiones en las empresas. Esas interrelaciones tienen lugar en diversas etapas de la decisión:
- Observar. El proceso de actuar con paciencia empieza con la observación.
- Escuchar de manera activa y con atención.
- Comunicar. Un vez recogida la información, hay que transmitirla al resto del equipo.
- Entender. Es la consecuencia de las etapas anteriores, condición para tomar una buena decisión.
- Reflexionar. Pararse a pensar sobre la información recibida.
- Decidir. Es la última etapa del proceso.
Al final llegarán los resultados, entre los que se contarán una cultura colaborativa, la consecución de los objetivos de la empresa y la promoción del crecimiento de la misma, tanto económico como interpersonal. Y todo esto con la presión adicional de tomar la decisión a tiempo y con las presiones exteriores e interiores que nunca faltarán.
Estas ideas las tomo de M.D. Haque, L. Liu y A. TitiAmayah, «The role of patience as a decision-making heuristic in leadership», Qualitative Research in Organizations and Management, 12, 2, 2017.
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