Hablamos poco de la sociedad civil. Sabemos que está ahí, pero no nos ocupamos mucho de ella. Por sociedad civil entendemos una amplia gama de organizaciones situadas entre el estado, el mercado, la familia y las personas. Es un espacio social importantísimo, que incluye organizaciones no gubernamentales, empresas sociales, fundaciones, asociaciones, clubs, sindicatos, entidades educativas privadas y otras muchas.
La sociedad civil es importante porque, de otro modo, la familia y la persona se encuentran desprotegidos ante el poder gubernamental y el poder empresarial. La sociedad civil sirve, sobre todo, para establecer controles sobre el poder del gobierno y de los entes públicos, exigiendo sobre todo transparencia, rendición de cuentas y cumplimiento de la ley. Sirve también para promover la cohesión social, generando el diálogo y la cooperación. Y fomenta una cultura de participación, que consiste, claro, en acudir a las urnas cuando llega el momento, pero también en que los ciudadanos asuman un papel activo, dejando oír su voz ante los problemas que se presentan.
La sociedad civil se encarga, por ejemplo, de estudiar problemas que afectan a las otras instancias; representar los derechos de los ciudadanos, llamar la atención sobre conflictos importantes y dar voz a los que tienen más dificultades para ser escuchados. Por eso es importante que se desarrollen instituciones de la sociedad civil y que llamen a los ciudadanos a discutir sus problemas y buscar soluciones. Y también es importante que la sociedad civil no se organice de arriba abajo, como una iniciativa del gobierno o de la administración pública, sino desde abajo.