Perdón por poner otro post hoy, pero no puedo resistirme, a la vista del artículo de John Kay en el Financial Times de hoy («No escuchen a los lobbies [grupos de presión]: nunca se retiran», aquí, en inglés).
Los lobbies tienen recursos abundantes e intereses duraderos; los que se les oponen suelen ser grupos reducidos, que tienen éxito durante un tiempo, pero luego se les acaban los fondos, o tienen otras cosas que hacer. Y la opinión pública es volátil: hoy arremete contra un grupo de poder, pero mañana se olvidará.
Kay pone tres ejemplos: las propuestas para limitar las operaciones que los bancos comerciales pueden hacer, porque ponen en peligro el dinero de sus clientes y acaban exigiendo ayudas públicas para salvarlos (¿le suena esto al lector?), la propuesta de alargar los derechos de autor de la música grabada, de 50 a 70 años, y las restricciones a la competencia de los bancos en el sistema de pagos.
La teoría de la democracia dice que corresponde a las autoridades velar por el bien común,…
Estimado Antonio,
me gustaría si fuera posible tenre su mail para hacerle preguntas más enfocada a la Ëtica y RSE porque doy esa cátedra acá en Guayaquil, Ecuador
gracias de antemano
Karina
Encantado: argandona@iese.edu
El concepto de Democracia que evocas lamentablemente sólo se ha quedado como tal en los libros o páginas web. A las autoridades hoy por hoy se les ha olvidado velar por el bien común, y se han volcado hacia el bien «personal» y «empresarial»
Tampoco escuchen (ni contraten) a los bancos de inversión. Lean esto antes de tomar una decisión:
Opá, yo voy a hacer un Investment Bank!!