Los comentarios en los medios de comunicación y en las redes sociales son, al menos en Occidente, muy elogiosos de la bravura, dedicación y patriotismo de los ucranianos y de su Presidente, Volodímir Zelensky,en la guerra que están sosteniendo con Rusia. Cuando los leo, me acuerdo de algo que leí hace ya bastantes años, cuando la Generalitat de Cataluña otorgó el Premio Nacional Cataluña en 1995 a Václav Havel, que fue Presidente de la República Checa después de la caída del Muro. Del discurso que pronunció en aquella ocasión guarda un gran recuerdo, por algo que contó allí.
Havel explicó que su país se encontró tres veces ante una amenaza militar de gran envergadura, primero cuando el gobierno nazi de Alemania invadió el país; luego, cuando los tanques soviéticos ocuparon Checoslovaquia después de la segunda guerra mundial y, finalmente, cuando los mismos tanques pusieron fin a la Primavera de Praga en 1968. En las tres ocasiones, los respectivos gobiernos se enfrentaron a unos enemigos a los que no estaban en condiciones de hacer frente, y en los tres casos esos gobiernos lo hicieron sabiendo que serían destruidos sin remedio.
Havel explicaba que aquella actitud podía parece suicida, pero que tenía una justificación: las generaciones futuras sabrían siempre que sus antepasados (no demasiado remotos) habían hecho frente a la amenaza, a pesar de las casi nulas expectativas de éxito, creando con ello un sentimiento de agradecimiento, de confianza, de seguridad y de fortaleza, un sano orgullo, que les había servido en las siguientes ocasiones. Y pienso que algo parecido han debido pensar los ucranianos que han hecho frente a la amenaza rusa.
Es importante que, cuando tomamos decisiones, seamos conscientes de las probables o posible consecuencias de esas decisiones, para nosotros, pero también para los que vendrán detrás de nosotros. Esto quizás no justifique siempre el sacrificio, pero al menos da una razón muy noble para ponerlo en práctica.
Muchas gracias por el comentario. Hans Jonas cuando se refiere a las decisiones y acciones que realizamos menciona la necesidad del «altruísmo intergeneracional». Él lo afirma directamente con el cuidado de la naturaleza o medio ambiente. Lo que usted propone también me parece que va en la misma línea, por eso, admiramos a personas inspiradoras en todo ámbito de cosas que supieron con sacrificio, muchas veces, dejar una huella indeleble.
Esperemos que empecemos a prestar más atención a la historia y a sacar conclusiones para evitar estas situaciones en el futuro.
Benvolgut Professor Antoni Argandoña,
Molt oportú el record de 1995 de Václav Havel. I encara més que quan prenguem decisions, un dels vector principals de la decisió sigui pensar en els que ens succeiran.