Las dos realidades están muy relacionadas. Por aquello de que la vida es una, y se vive una sola vez, es importante ser feliz en el trabajo y en el hogar. Y la evidencia parece probar que así se cumple en muchos casos. Un trabajo agradable, enriquecedor, fortalecedor de la persona, lleva probablemente a estar en casa más relajado y feliz, y viceversa, un hogar en que uno está feliz es un buen complemento de un buen trabajo.
Un reciente estudio de mi colega del IESE Mireia las Heras, junto con dos coautores suyos, muestra que los beneficios de un buen trabajo se proyectan sobre el hogar, y viceversa: «si eres feliz en el trabajo, serás más feliz en el hogar, lo que, a su vez, te hará ser mejor en tu trabajo».
Cuando uno tiene dificultades en su vida familiar que interfieren o dificultan su dedicación al trabajo, acude, habitualmente, a su jefe profesional, o quizás el mismo jefe se adelanta, al ver que su subordinado tiene algún problema, para interesarse por él. Pero las Heras y sus colegas encuentran también que mucha de la ayuda que necesitan los empleados se la dan sus propios colegas, ofreciéndoles recomendaciones sobre cómo capear las dificultades. Esto quiere decir que el importante tema de la conciliación de trabajo y familia no es solo un problema del hogar ni solo un problema del puesto de trabajo. También por eso es importante que las empresas tengan políticas pensadas y eficaces para la vida personal y familiar de sus empleados, limitando, por ejemplo, los horarios excesivos, tan frecuentes en algunas empresas o incluso sectores, o limitando la «obligación» de atender en casa las llamadas o mensajes del trabajo.
Esto no resuelve todos los problemas, claro está. Las políticas son importantes, pero luego está el día a día, es decir, la aplicación de las políticas. Y aquí debe estar presente la actitud de los directivos, sobre todo de los más próximos en cada caso, para detectar las dificultades de su personal y ayudarles a superarlas, con la colaboración del resto del equipo. Y así, todos salen ganando.
Muchas gracias. No llevar los problemas de la casa al trabajo ni las dificultades del trabajo al hogar.