A vueltas con el concepto de dignidad

Dignidad. Es un concepto importante en todos los aspectos de la vida, también en las relaciones entre personas, en la empresa y a su alrededor.

No es el punto de partida ni el objetivo deseado. Debe estar presente en todas las decisiones.

Dignidad es «valor». Es lo que hace valiosa a la persona y a sus acciones. No valor económico, claro, sino intrínseco y, por tanto, ajeno a la valoración en el mercado. Es valor objetivo y fijado, no subjetivo y relativo. Algo es valioso porque no tiene precio.

Todo ser humano es único y, por tanto, no reemplazable: no tiene precio. Pero no somos valiosos porque seamos diferentes. Mis cualidades únicas no son capaces de sostener mi dignidad, al menos porque otro puede minusvalorar esas cualidades únicas. Y ser «como los demás» no me hace menos digo que los demás. Por tanto, ser valioso, ser digno, debe ser algo en lo que todos participamos.

Porque no somos objetos, sino sujetos. Somos sujetos racionales y esto nos distingue de todo lo demás y nos hace valiosos. Y, dando un paso más, somos seres creados a imagen y semejanza de Dios. Somos hijos de Dios.

No todos llegaremos a desplegar todo nuestro potencial, pero todos tenemos ese potencial. Y lo podemos ver en los demás.

Y sin embargo es fácil caer en la tentación de bajar a un nivel pragmático, y reducir la dignidad de los otros a un mero respeto. Dignidad invita a admiración y asombro ante el otro; respeto está bien, pero se queda muy corto. Pensemos acerca de lo que probablemente piensan de nosotros las personas que nos conocen y nos tratan: no somos para ellas el centro del universo. Y esto es lo que nos ocurre cuando nos ponemos nosotros en el centro. El reconocimiento de nuestra dignidad va de la mano del reconocimiento de la dignidad de los demás. De todos.

One thought on “A vueltas con el concepto de dignidad

  1. De acuerdo contigo Antonio, que la dignidad es un valor muy superior. Lo malo es, como tú bien dices, que muchos creen que con ser respetuosos ya tratan con dignidad. Y es al revés, si no cumples con lo mínimo como es pagar el sueldo al que te has comprometido (o el trabajo al que te has comprometido) ya eres irrespetuoso y tratas indignamente al otro

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