La disminución de la productividad es una preocupación constante tanto a nivel de país como para las empresas, especialmente las pequeñas y medianas. Y no es para menos: en España, aproximadamente el 85% del empleo está en el sector privado.
Muchos empresarios se preguntan si dicho descenso se debe en parte a las nuevas formas de trabajo flexible, o al menos encuentran dificultad para establecer políticas respecto al trabajo híbrido.
Para arrojar luz sobre estos temas hablé recientemente con Christina Janzer, la directora de investigación y análisis de Slack, la plataforma de colaboración basada en la nube.
Según su encuesta a más de 10.000 profesionales, muchos directivos se centran en métricas tangibles, como el volumen de correos electrónicos o el número de horas trabajadas.
Pero, ¿y si la métrica más importante es un intangible? Para Janzer, está claro: la confianza es el verdadero motor de la productividad.
1 – La confianza es la clave
La confianza es crucial para impulsar la productividad en el entorno laboral, y más aún con la creciente adopción de modalidades de trabajo híbridas y la demanda de flexibilidad por parte de los empleados.
Tanto Janzer como Ibukun Awosika, emprendedora y líder de su empresa familiar en Nigeria, coinciden en que la confianza se genera desde la selección y contratación de empleados: es importante empezar con niveles de confianza altos en lugar de probar la confiabilidad de un empleado una vez contratado.
En este sentido, Janzer subraya algo interesante: llama la atención los elevados recursos destinados a la hora de contratar la persona idónea para una vez empleada partir de una confianza nula, dudando de que pueda ganar acceso a una información determinada o hacer una presentación importante.
Janzer y Awosika coinciden: la lógica es empezar una relación de empleo con el nivel de confianza del 100%.
2 – La flexibilidad laboral
Mientras en Europa se produce una progresiva vuelta a la oficina, Estados Unidos mantiene en gran medida el trabajo a distancia, aunque con notables excepciones entre algunas grandes empresas.
Esto abre la puerta a la posibilidad de que los empleados trabajen en las horas en que son más productivos, impulsando la asincronía y, en última instancia, la necesidad de confiar en que los trabajadores cumplirán sus responsabilidades.
Políticas de trabajo flexible contribuyen a crear esa confianza, aunque puede ser una espada de doble filo para las mujeres, cómo indica un estudio la profesora Isabel Villamor.
En el proceso de construcción de confianza, el feedback es fundamental. La comunicación debe ser bidireccional, permitiendo que los directivos compartan sus pensamientos y decisiones con los empleados, al tiempo que escuchan y comprenden las preocupaciones y desafíos de estos últimos.
Si no hay una respuesta al feedback recibido, la confianza sufre.
3 – Liderar con el ejemplo
Para las familias empresarias como para todas, la comunicación es una herramienta poderosa que necesita ser respaldada por el ejemplo. Las palabras son importantes, pero las acciones lo son aún más.
Definir claramente expectativas, valores y visión, y hacer que formen parte integral de la organización, garantiza una comunicación efectiva y facilita la deseada cultura basada en la confianza.
La confianza no solo fluye de arriba abajo, sino también de abajo arriba. Las organizaciones tienen el poder de moldear a las personas que trabajan en ellas, permitiendo el desarrollo de su potencial y, en última instancia, contribuyendo a la productividad.
Comunicar estos valores es clave para la propiedad en entorno de empresa familiar, como venimos viendo en los recientes posts de este blog. Los propietarios tienden a asumir que sus decisiones, cultura y valores familiares se comunican de forma automática a toda la organización, pero es necesario asegurarse de la transmisión.
Como líderes, es esencial que nos definamos y luchemos por lo que consideramos importante. Esto se traduce en acciones coherentes con nuestros valores y principios, lo que fortalece la confianza en el equipo y la organización en su conjunto.
Comunica tanto lo que se dice como lo que se calla dice el profesor Alfonso Chiner. Más aun lo que uno hace. Y es que es un rasgo de los líderes centrar lo que es importante para ellos –qué valores o principios –actuando en consecuencia.
La propia Ibukun señala el impacto de “hacer el bien estratégicamente”. Se parte de uno mismo, para trascender en el equipo, la organización y en último término la sociedad. En su experiencia a la hora de emprender nuevos proyectos, no le importa iniciarlos sola, pues después de la prueba de concepto, tiene la certeza de que otros se sumaran a ella.
La necesidad de abrazar la empatía
Ganar confianza implica una comunicación más transparente y efectiva. La empatía juega un papel crucial en la comunicación, ya que facilita la comprensión de decisiones difíciles y la creación de un entorno de trabajo más colaborativo.
Hay decisiones difíciles que se tienen que comunicar dando contexto, empatizando. Esto no significa diluir el contenido sino más bien, como nos recuerda Meryl Streep en su discurso de los Premios Princesa de Asturias 2023, significa escuchar.
El don de la empatía es algo que todos compartimos. La misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras, y experimentar los sentimientos de personas que no se parecen a nosotros ni suenan como nosotros, es una capacidad que todos deberíamos llevar dentro de nosotros al volver a la luz del día.
La empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia, igualmente útil en otros ámbitos de actividad. En este nuestro mundo cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: lo importante es escuchar.
A medida que nos adaptamos a nuevas formas de trabajo, recordemos la importancia de liderar con el ejemplo, comunicarnos de manera efectiva y fomentar un ambiente de confianza en nuestras organizaciones.
Imagen en la home: Pexels · Christina Morillo