Anorexia y bulimia, trastornos de la conducta alimentaria: ¿son solo eso?

Doctora Nuria Ferrer Chinchilla, psiquiatra

«Estamos hablando de trastornos muy graves, aunque parezcan a veces tonterías, como coqueteo con el peso, con la comida o el cuerpo; y además se cronifican en el tiempo y tienen una mortalidad elevada: un 5% de las jóvenes con anorexia fallece (por complicaciones físicas o suicidio). Por otro lado, estos trastornos tienen un impacto muy grande en la familia.«

Así explicaba este pasado mes de julio mi hija, la doctora Nuria Ferrer Chinchilla, psiquiatra, los graves trastornos alimentarios que padecen muchas jóvenes (mayoritariamente mujeres, un 90% de los casos). Son más frecuente en mujeres por la importancia cultural de la estética y el cambio de rol de la mujer, que maneja más exigencias en lo profesional y familiar; y también porque genéticamente están más predispuestas, como pasa con el alcoholismo en los varones.

Os resumo los puntos más relevantes de la conferencia que tuvo lugar en el ciclo Veranos de Can Vilumara, una preciosa casa en la costa del Maresme (Barcelona).

La anorexia

Aunque asociamos estos trastornos al contexto cultural actual de la moda y las redes sociales, el deseo social por adelgazar, por la estética, el culto al cuerpo…, ya hay escritos que se refieren a la anorexia en el siglo XVII. En cualquier caso, la prevalencia se acentúa a mediados del siglo XX, y los trastornos de la conducta alimentaria se dan actualmente en un 4-5% en la población. La anorexia estrictamente hablando tiene una prevalencia de un 0,5%, y consiste en un miedo intenso a engordar, que se asocia con la disminución de las ingestas hasta llegar a no comer prácticamente nada. Se inicia entre los 10 y los 30 años, aunque mayoritariamente se desencadena en la adolescencia. Van haciendo dietas más extravagantes con muchas limitaciones de alimentos, y llegan al aislamiento social, al renunciar a planes con amigos que impliquen comer en público.

En un momento de la conferencia

Primeros síntomas:  iniciar algún tipo de dieta, ir buscando posibles intolerancias a ciertos alimentos, aislarse para comer, cortar todo en trocitos muy pequeños, esparcir la comida por el plato, tardar muchísimo en comer… Suelen acudir al endocrino o al médico de digestivo buscando tratar esas intolerancias o molestias digestivas y en ese proceso se se descentra la atención de la progresiva pérdida de peso. La restricción de alimentos a lo largo de meses o años lleva a déficits nutricionales, que afectan al cerebro, que se nutre principalmente de glucosa. Este «cerebro desnutrido» favorece un procesamiento erróneo de la información, que se refleja en la mayor obsesión por la delgadez, la rigidez con la preocupación por la comida y el cuerpo, la valoración de uno mismo basándose en el peso y una percepción errónea de la imagen corporal. Y cuanto más desnutrido está el cerebro, más difícil es ayudar a estas pacientes a conseguir una renutrición adecuada que, según lo evolucionada que esté la enfermedad, tendrá que ser con ingreso hospitalario, por la dificultad para aceptar unos hábitos nutricionales saludables.

Como señala este artículo, «los alimentos que producen un rápido aumento de los azúcares en la sangre (índice glicémico) como dulces, zumos de fruta, bebidas azucaradas, pero también pan, pasta, patatas, además de aumentar el índice glicémico, incrementan el nivel de dopamina, encendiendo los circuitos cerebrales de la gratificación.

En esta dinámica hay que investigar el origen profundo de algunas formas de bulimia y de la epidemia de obesidad

Problemas físicos en la anorexia: bradicardia (se ralentiza el corazón), arritmias, osteoporosis, edemas en las piernas, hipotermia, vello corporal en partes donde normalmente no hay (como protección contra el frío).

Factores que predisponen a la anorexia: Su autoestima y valoración personal depende mucho de su peso, y de ahí el título de la conferencia. ¿Son solo trastornos de la conducta alimentaria? Pues realmente no. Detrás suele haber problemas mucho más importantes, que quedan tapados, porque viven centradas en no superar, por ejemplo, los 40 kilos de peso. Se hace necesario tratar de explicar por qué necesitan restringir la comida, qué malestar hay detrás que no son capaces de tolerar o dar salida de una forma más saludable.

Suelen ser chicas muy perfeccionistas, controladoras, brillantes académicamente. Los grupos de mayor riesgo son chicas que viven en ambientes donde se da importancia al cuerpo, como modelos, bailarinas de ballet, gimnastas. También influyen la genética y la forma de ser.

También hay factores familiares: niñas que han estado superprotegidas, o a las que se han puesto unas elevadas expectativas por parte de la familia. También familias con importantes conflictos, dinámicas de funcionamiento poco saludables, o con modelos familiares de delgadez.

Factores desencadenantes: Miedo a hacerse mayor, problemas entre los padres (pueden utilizar inconscientemente la enfermedad para evitar la separación). También se puede dar en víctimas de abusos sexuales, o con experiencias sexuales desagradables: “Mejor si no crezco, y soy menos atractiva”.  Hay enfermedades graves que pueden acabar llevando a la anorexia. Suele haber muchos problemas interpersonales detrás. Como el cerebro no funciona bien, hay muchas alteraciones emocionales: irritabilidad, llorar con facilidad, ansiedad, bajo estado de ánimo, capacidad de concentración alterada, alteraciones del sueño…

El pronóstico mejora si hay buena relación con los padres. El tratamiento temprano es fundamental. Lo primero es conseguir que haya una recuperación del peso, pero trabajar también las distorsiones cognitivas y su origen. Hay que distinguir entre el síntoma (por ejemplo el vómito) y la función de ese síntoma (exteriorizar lo que llevan dentro, maltrato, bullying en el colegio…).

La bulimia

Consiste en atracones (ingesta incontrolada de alimentos en un espacio corto de tiempo  y sensación de pérdida de control), que se producen mínimo una vez a la semana y se acompañan de medidas compensatorias para conseguir limitar la ganancia de peso, como vómitos, laxantes, diuréticos, ejercicio extenuante, o periodos de ayuno. Tiene similitudes con la anorexia, y algunas diferencias relevantes: es más frecuente, la sufre el 1% de la población. Si en la anorexia los pacientes suelen estar en infrapeso, en la bulimia el peso es normal o con tendencia al sobrepeso.

Además, la bulimia se asocia más con formas de ser impulsivas, con baja tolerancia a la frustración, mientras que en la anorexia se tiende al control y al perfeccionismo. Pueden presentar descontrol de impulsos en otras áreas como la sexualidad, las compras compulsivas, el consumo de drogas o la agresividad. Necesitan buscar emociones, con falta de persistencia e irritabilidad ante el rechazo. También debe haber una base genética, como en todos los trastornos mentales.

La bulimia es el resultado de un ciclo ansiedad-atracón-culpa-ansiedad… y vuelta a empezar. Igual que en la anorexia, es importante un trabajo conjunto con  nutricionistas y endocrinos, para eliminar los mitos que las pacientes suelen tener de lo que se puede o no se puede comer.

Hay otros trastornos de la conducta alimentaria, como el trastorno por atracones, la potomanía (se bebe gran cantidad de agua sin una causa orgánica que lo justifique), la pica (comer cosas que no son nutritivas), o el trastorno de rumiación.

Por último, un buen consejo de la experta. ¿Qué se puede hacer si, desde la familia, detectamos uno de estos trastornos -o lo sospechamos- en uno de nuestros hijos?

«Conviene ir cuanto antes a un especialista para estudiar lo que sucede y poner soluciones. Si pasa el tiempo, se instala la costumbre y la obsesión, y cuesta más volver atrás y mejorar el cerebro desnutrido… lo mejor es hablarlo con la persona, mostrarse cercano, cariñoso y comprensivo…y ofrecerle buscar ayuda juntos.»

 

 

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12 Comentarios

  1. Felicidades a la doctora por su clara explicación
    Gracias Nuria por compartirla

  2. Un artículo a difundir porque es completo, claro y útil para orientar sin simplificaciones.
    Gracias

  3. Buen artículo para difundir. Gracias!

  4. Gracias Nuria. Muy interesante. Lo comparto en mi FB.
    Yo que tengo una hija de 15 años me preocupa mucho este tema.

  5. Gracias Nuria por este claro artículo.
    Felicidades a la doctora por su conferencia y a la orgullosa madre.
    Un fuerte abrazo

  6. JUAN MIGUEL CARMONA POU

    Mucha gracias Nuria por compartir y felicidades a la Doctora especialista¡¡¡
    abrazo

  7. Gracias a las dos generaciones anteriores y excelentes, aparecen las terceras con la claridad que nos ofrece el articulo, tan necesario en el contextos actual. !Gracias!

  8. gracias por tan importante aporte siempre es un enorme gusto leer un cordial saludo desde mexico

  9. Gracias Nuria. Muy interesante. Lo comparto con mis familiares ya que este es un tema de vital importancia, hoy en día es necesario que mas personas lean sobre temas como estos y tomen conciencia sobre sus actos gracias, saludos cariño

  10. Felicidades a la doctora por lo excelente que fue la conferencia viendo el resumen. Y a Nuria madre y abuela porque la educaron en valores que aportan esta sensibilidad de vocación y visión.

  11. Dra. tengo que felicitarla por esta información de mucha utilidad, todo lo que usted indica lo aplicare a mi familia. Gracias

  12. Estimada Doctora primero que nada mandarle un saludo desde Mexico DF, y agradecerle por tan magnifico articulo

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