La importancia de los 7 primeros segundos

Se dice que una imagen vale más que 1.000 palabras. Y es cierto: procesamos lo que vemos 60.000 veces más rápido que las palabras que escuchamos. No en vano nos afanamos en buscar imágenes que acompañen, reafirmen o, incluso, sustituyan lo que decimos con palabras. Hay redes sociales con límite de caracteres que no limitan las imágenes. Una imagen puede tener muchas lecturas. Pero, eso sí, la entienden personas de los más variados idiomas. El poder de la imagen es incontestable.

Por esa razón, la imagen que damos a los demás es hoy objeto de estudio, de entrenamiento, de consultoría. Una de las principales consultoras de imagen que tenemos es mi amiga Beth Borés, que estuvo ayer con nosotros en el IESE en el I Wil Lunch de noviembre, donde nos habló de «Primera impresión. Que juegue a tu favor«. Os resumo aquí algunas ideas:

Beth Borés en el Campus de IESE Barcelona

La imagen es mucho más de lo que se ve. Por eso la primera impresión cuenta a la hora de tomar tantas decisiones, puede ejercer una influencia decisiva tanto a favor como en contra. Pero, ¿se puede modificar una primera impresión? Está claro que se puede, todos tenemos la experiencia de segundas impresiones que desmienten rotundamente la primera, para bien o para mal, desde luego. Pero la primera es una impresión que recibimos de manera casi inevitable, puesto que se aloja en el subconsciente y poco podemos hacer para evitarlo. Justamente por eso, no deberíamos dar tanto crédito a lo que percibimos a primera vista. Esto es muy importante saberlo, porque para los otros es lo mismo con respecto a nosotros. También es vital saber que a veces ya tienen una primera impresión de nosotros -antes de habernos visto por primera vez-  debido a nuestra imagen digital, proyectada por nuestro uso de las redes sociales.

Beth nos explicó que hay tres elementos que intervienen en una impresión: el estereotipo, que fabrica inconscientemente nuestro cerebro, en 7 segundos, prácticamente inevitable. Los juicios, que ya son razonados, por lo que podemos ejercer control sobre ellos con nuestra razón para evitar los pre-juicios. Y, por último, el sesgo de confirmación, que es un mecanismo cognitivo que busca reafirmarse en el juicio o prejuicio. Este mecanismo puede llegar a dificultar mucho la modificación de una primera impresión desfavorable.

Desde ACC Imagen, la consultoría que Beth fundó en 2014, trabajan para modificar los efectos negativos que puede llegar a tener lo que percibimos o proyectamos, según sea el caso en que nos encontremos. Las siglas del nombre ACC responden a los tres principios con que trabajan en la imagen de personas, compañías, marcas, proyectos…

Apariencia: es lo más externo, el «envoltorio» de la ropa y otros elementos que usamos en el exterior. La ropa tiene mucha importancia porque puede reforzar el mensaje, contradecirlo o anularlo.

Durante la sesión I Wil Lunch

Comportamiento: lo que hacemos debe reafirmar y rubricar lo que se percibe a primera vista. La falta de coherencia en este sentido puede enviar mensajes sesgados que desconcierten al interlocutor o que desmonten la confianza o credibilidad que ya habíamos conseguido infundir en el receptor del mensaje.

Una de las mesas del networking-lunch, tras la sesión

 Comunicación: mi cerebro y mi razón han pensado un mensaje que quiero que llegue al receptor. ¿Cómo garantizar que llegue? La ciencia de la comunicación es una de las más estudiadas hoy, por razones obvias. Hay diferentes códigos que intervienen, y no son únicamente lingüísticos, pueden ser también no verbales, corporales. Y hay otros elementos como el tono de voz, el registro de habla que empleamos y que debe ser el adecuado (culto, coloquial, familiar…). Aprendamos a «leer» a quien tenemos delante, así podremos redirigir o elegir otros canales de comunicación, si el que venimos utilizando no funcionara. Y al revés: ¿cómo me presento? Es muy importante conocernos bien, porque quizá tenemos un tono de voz fuerte, muy sonoro. O gesticulamos mucho. Estas son las cosas que podemos controlar, modificándolas, educándolas…

Gracias Beth, porque algo tan obvio como lo que vemos (o mostramos de nosotros mismos) no puede ser improvisado o asumido como involuntario. Esos 7 primeros segundos son vitales. ¡Hagamos que jueguen a nuestro favor!

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2 Comentarios

  1. totalmente de acuerdo, la imagen es imprescindible para darnos una imagen generalizada de la persona y aunque las apariencias engañan es importante para dar una buena impresion

  2. Muy interesante. Sin duda todos tenemos claro la importancia de la primera impresión, lo que me sorprende es lo analizado que está el tema. Realmente muy agudas las observaciones de Beth.

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