Luisa González: una nueva ecología humana es posible

Luisa González es VP del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid. Licenciada y Doctora en Medicina por la Universidad de Navarra, Médico Especialista en Anestesiología y Cuidados Intensivos por la Clínica Universidad de Navarra. 10 años Jefe de Servicio Anestesia en Hospital Universitario Severo Ochoa. Actualmente ejerce su actividad clínica en el servicio de Anestesia y Cuidados Perioperatorios en el Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda. Está casada y es madre de 6 hijos. 

Salud y Ecología Humana en un mundo VUCA es el título escogido por Luisa González para esta sesión del I WiL Networking Lunch del 14 de noviembre. Su intervención parte de una perspectiva científica y médica, centrada en la salud y, sobre todo, en el cuidado. Con un discurso ágil, apasionado y perfectamente argumentado e hilado, pasa revista a los principales riesgos a los que nos conduce la deshumanización.

Su propuesta es clara: una nueva ecología humana es posible y necesaria. Tenemos que evolucionar, como personas y como sociedad, descongelando una humanidad que ha quedado soterrada bajo la primacía de lo medioambiental. La defensa de la naturaleza es, por supuesto, necesaria, pero nunca debe ponerse por delante del ser humano. Lo mismo podríamos decir de la defensa de los animales.

Luisa reclama devolver a las personas la dignidad y el orgullo de sentirse humanos, recuperando uno de los elementos que define precisamente la esencia de la humanidad: el cuidado. Cuidar de nosotros mismos y de otros está en el ADN del ser humano y, sin embargo, desde un individualismo cultural exacerbado, y bajo el lema de “es su decisión”, se permiten y se amparan ideas y prácticas profundamente tóxicas para la persona.

Poner al ser humano en primer lugar, educar a nuestros jóvenes en una sexualidad sana, tomar conciencia y actuar son algunas de las llamadas a la acción lanzadas por nuestra ponente, quien finaliza apelando a la mirada femenina como motor de esta nueva ecología humana, una mirada que, sin duda, cuida y empodera.

Aquí está el video de la sesión:

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Lina Mascaró: un legado familiar de éxito y valores

En el mundo de los negocios, a menudo encontramos historias de empresas que han prosperado a lo largo de generaciones, poniendo en valor la dedicación, los valores y la visión a largo plazo de sus fundadores, que trascienden a través de los años. La historia de Mascaró es un testimonio de esta tradición, y su actual presidenta, Lina Mascaró, personifica la armonía entre el éxito profesional y el equilibrio personal. El pasado 10 de octubre, esta empresaria, orgullosa de su empresa y de las enseñanzas de su padre, nos acompañó en una nueva sesión del I WiL Networking Breakfast, en el campus de Barcelona del IESE.

La historia de Mascaró se remonta a varias décadas atrás, cuando el patriarca de la familia, Pedro Mascaró, fundó el 1918 un taller artesanal de zapatillas de ballet en la localidad menorquina de Ferreries. Su pasión por la artesanía y su dedicación a la calidad lo llevaron a establecer los cimientos de lo que eventualmente se convertiría en un imperio de calzado de renombre internacional. A lo largo de los años, la empresa creció, y la dedicación de Pedro Mascaró a la excelencia y a los valores familiares se transmitió a cada generación.

Lina, la actual presidenta de la empresa, es la personificación de la perseverancia y el compromiso con los valores familiares. Desde una edad temprana, trabajó codo a codo con su padre en el negocio, aprendiendo los entresijos de la industria y los valores fundamentales que sustentan el éxito de la empresa. La relación entre Lina y Jaime Mascaró fue fundamental en su formación como líder, algo que ella no deja de reconocer y agradecer.

A medida que Lina asumió un papel más prominente en la empresa, mantuvo viva la herencia de su padre, promoviendo la calidad y la artesanía en cada par de zapatos producidos. Pero no se detuvo allí. Lina también inyectó su propia visión, adaptándose a las tendencias cambiantes del mercado y expandiendo la marca a nivel internacional, sin perder de vista los valores fundamentales que su padre le inculcó.

Lo que hace que la historia de Lina Mascaró sea aún más inspiradora es su capacidad para disfrutar de su trabajo y acudir feliz cada día a la oficina. ¿La fórmula? Un fuerte sentido de misión, un propósito claro: Lina es esa mujer apasionada por la empresa que creó su abuelo y que ahora preside con orgullo. Consciente de su papel en la transmisión de este valioso legado familiar, le gustaría dejar una empresa preparada para el futuro, sin olvidar sus raíces.

Los valores de Lina son evidentes en cada aspecto de su vida y su empresa. La integridad, la pasión por la excelencia y el compromiso con la familia son los pilares en los que se apoya su éxito. A medida que la empresa Mascaró continúa creciendo y expandiéndose en todo el mundo, Lina mantiene viva la esencia de su historia familiar, recordando las lecciones de su padre y guiando la empresa hacia un futuro prometedor. En resumen, su éxito no solo es un logro empresarial, sino un recordatorio de que se pueden alcanzar las metas profesionales sin comprometer los lazos familiares y los valores esenciales.

Aqui os dejo el video de esta conversación, vital y distendida, con Lina Mascaró, una mujer con visión y misión.

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Como liderarme para liderar: mi propósito, mi vida

¿Cuál es nuestra brújula?¿Cómo podemos gestionar mejor ese bien escaso llamado tiempo, que no se compra ni se vende? ¿Cuáles son nuestros ladrones? Durante la sesión daremos respuesta a estas y a otras preguntas tanto o más relevantes para ser aún más “dueñas de nuestro destino”. 

Comenzamos esta sesión con una mención al tiempo, porque la vida no es otra cosa que tiempo. Es un buen momento para recordar la brillante reflexión de nuestra querida Maruja Moragas sobre el Kairós, el tiempo cualitativo, frente a Cronos (ver intervención). El tiempo, ese bien tan escaso, es pieza clave en nuestro autogobierno. Integrar la vida, con todas sus dimensiones y esferas, debe ser nuestra aspiración dejando a un lado la clásica conciliación, que nos hace pensar en dos mundos enfrentados que deben reconciliarse. Mi vida, mi tiempo, debe integrar todas aquellas cosas que para mí son esenciales y que me acercan a mi para qué, a mi misión, mi propósito.

Surge entonces de forma inmediata la pregunta acerca de cuál es mi para qué, qué me levanta cada mañana y me pone en marcha. No estamos acostumbrados a reflexionar sobre este para qué, y lo confundimos con el por qué. Podemos actuar para recibir reconocimiento o beneficios de algún tipo (motivos extrínsecos), para satisfacer nuestra necesidad de superar retos y aprender (motivos intrínsecos) o podemos movernos pensando en las necesidades y el bienestar de los otros (motivos trascendentes).

Naturalmente, en nuestras decisiones y acciones estarán presentes los tres tipos de motivos, y lo que define nuestra calidad motivacional es el peso de cada tipo.  Así, una buena manera de integrar la vida y liderarnos es, por ejemplo, desempeñar nuestras funciones profesionales para recibir nuestro sueldo, para seguir creciendo personal y profesionalmente y, además, para satisfacer las necesidades de nuestros clientes.

Liderarse a uno mismo requiere el desarrollo de un conjunto de competencias (hábitos), las competencias de liderazgo. Entre ellas hay algunas tan importantes como la comunicación, el trabajo en equipo o la visión estratégica. Sin embargo, hay cuatro competencias sin las cuales no es posible desarrollar ninguna otra ni, por supuesto, el liderazgo. Son la toma de decisiones, la integridad, el autocontrol y el equilibrio emocional.

Los motivos son las razones para actuar, pero aún hace falta considerar otro elemento: la fuerza que nos mueve a la acción, la motivación. Esta fuerza puede ser espontánea -hacer lo que me apetece en cada momento- o puede ser racional -fruto de la deliberación interior. Cuando mi motivación trascendente me lleva a moverme por motivos trascendentes, mis acciones son fruto de un ejercicio consciente en el que sopeso las alternativas y escojo actuar por el bienestar del otro. Es la expresión más clara del autoliderazgo.

A partir de estos conceptos clave, la sesión incluyó otros aspectos del liderazgo y la misión personal. Estas cuestiones aparecen mucho más claras una vez que entendemos los elementos básicos de la acción humana. La misión genérica de toda persona es la búsqueda de la felicidad: el cómo lo haremos, concretamente, es la misión específica de cada uno de nosotros. Incorporar la motivación racional por motivos trascendentes en la definición de nuestra misión específica supone apostar por el autogobierno, el liderazgo de otros y la búsqueda de una vida integrada, plena y lograda. No plantearse el para qué, no tener un propósito o misión, nos lleva a ir dando tumbos, a merced de nuestro entorno.

Son temas de gran calado, sobre los que tan solo hemos dado unas pinceladas. Aquí os dejo algunos libros para quienes estéis interesadas en profundizar en ellos:

 

             

El tiempo en un hilo   Dueños de nuestro destino       Integrar la vida

 

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