«Mi vida por tu libertad»

Acabamos de celebrar el día de la Virgen de la Merced, co-patrona de la ciudad de Barcelona (junto con Santa Eulalia). Esta fiesta conmemora la fundación de la Orden de los Mercedarios (link). Cuenta una piadosa tradición que la Santísima Virgen se apareció la misma noche al rey Jaime I de Aragón, a San Raimundo de Peñafort y a San Pedro Nolasco, pidiéndoles que instituyesen una Orden con el fin de liberar a los cristianos cautivos de piratas musulmanes en el s.XIII. En recuerdo de este hecho se creó esta fiesta, que el Papa Inocencio XII extendió a toda la Cristiandad en elsiglo XVII.

Esta orden tiene como característica un cuarto voto, que es el de entregarse ellos mismos como esclavos para salvar de la esclavitud (y de la muerte) a otros que estén a punto de perder la fe. San Ramón Nonato, San Pedro Armengol y San Serafín, son tres santos mercedarios que dieron su vida por la libertad de sus hermanos, una acción heroica. El culto a la Merced se extendió por Europa y Latinoamérica en la Edad Media donde se construyeron cientos de templo. Hoy vemos cada día cómo el mundo vive preso de otras cautividades no tan evidentes como unas cadenas o unos barrotes, pero sí igualmente atenazadoras. Muchos cautivos del mundo moderno ni siquiera saben que lo son…

              

Y la propia libertad vivida como don egoísta e individual puede ejercer de prisión también. Por ejemplo, en la educación que se da a nuestros niños y jóvenes, para que alcancen la máxima felicidad, sea lo que sea lo que ello signifique, siguiendo sus deseos. O en los sueños que fomenta la comunicación globalizada, de mundos mejores que otros, que movilizan a cientos de miles de personas en busca de ese mundo mejor. Son libres de embarcarse en pateras por el Mediterráneo o de cruzar cordilleras con todo a cuestas. O en ese consumismo compulsivo del «lo-quiero-aquí-y-ahora …» (Podéis leer más en este interesante artículo). Pero esa libertad se mueve tras un reclamo fundamentalmente falso: lo que ofrece lo niega. Lo muestra, pero lo retira antes de que se alcance.

Ya lo dijo Mark Twain sobre otra de las grandes manipulaciones de la libertad que tenemos que sufrir en el mundo actual, la llamada posverdad:

Como la ya casi milenaria orden de la Merced, seamos todos sembradores y cultivadores de paz y esperanza en este mundo cada vez más convulso e incierto.

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6 Comentarios

  1. Juan Eduardo Iriarte Seigné-Prado

    28.09.17
    Puedo agregar un dato, que aunque parezca minúsculo, y lejano, tiene que ver con la Virgen de la Merced. Con la vuestra y la nuestra. Aquí en la Ciudad de Guatemala, en la Parroquia de Belén, de la 13 calle, teníamos un santo sacerdote: un mercedario total: el padre José María Delgado Varela. Nacido por allí cerca. Nos dejó el 17 feb. 2016 .-99 años. Tras su última misa. Por supuesto que, con los demás mercedarios, y las Damas del Pilar, le hacían todos los honores a la Virgen de la Merced. Y a La Pilarica . El padre Delgado Varela, probablemente, o casi seguro, a veces le leía a uno la mente, cuando uno se iba a confesar con él. Algo así como una especie de Padre Pío Local. Por supuesto, aparte de la apacible Belén de la 13 calle, y sus misas por radio ( 6:00 a.m. ) La Casa de Oración,…. estaban los presidios. Trataremos de llegar a la profundidad de este tema que nos envía Nuria Chinchilla. Felices Fiestas Mercedarias.

  2. Gracias Nuria !!
    Me ha cautivado saber de la orden de los Mercenarios .
    Un saludo

  3. Dar la vida por libertad de otros es forma más sublime y heroica de ejercer la propia

  4. La libertad es uno de los mas preciados dones …..
    Por la.libertad , asi como por la honra , se puede y se debe arriesgar la vida.

  5. Siempre he sido devoto de la virgen de la merced ya que a ella le debo varios milagros

  6. Muchas gracias me guardo esta frace, es mas facil engañar ala gente que convencerlos que han sido engañados.

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