8 elementos para no ser tu propio freno

Las barreras con las que se encuentra la mujer en su trayectoria profesional pueden ser también personales y autoimpuestas. Es el llamado techo de cemento, término que acuñé hace ya más de 15  años: problemas de autoestima, miedo al fracaso, dificultades para delegar, dificultades para negociar, diferente estilo de networking, orden de prioridades… Estas dificultades que suelen estar dentro de la propia persona pueden provenir de la dotación genética XX o XY,  si recordamos las diferencias del cerebro de hombre y de mujer.

El techo de cemento fue una de las referencias más presentes en la tercera edición de la IESE WIB Conference, que organizan las alumnas del MBA del IESE, y cuyo tema era «El poder del equilibrio: definir y ser dueño de tu propio éxito».  Me gustaría transmitiros algunas pautas que dieron las diferentes ponentes (que este año fueron todas mujeres) para no dejarnos aplastar por esos techos de cemento:

  1. La educación te da la libertad de elegir, de decidir por dónde seguir.
  2. Tu pareja y familia deben ser tu principal apoyo, porque tener una familia sólida es lo que, al final, te da la fuerza necesaria para alcanzar el éxito. Se habló mucho durante todo el día, como es lógico, de tener hijos. Se dijo que no debemos retrasar el momento de tener un hijo por cuestiones de estrategia de carrera. Siempre es buen momento para tener un hijo. Además, Occidente ya se está enfrentando a un gravísimo problema demográfico que está en nuestras manos solucionar.
  3.  Ten claras cuáles son tus prioridades. Eso te permitirá seguir avanzando, incluso cuando tienes que dar un paso atrás en tu trayectoria, de manera temporal.
  4.  No dejes que te definan los estereotipos. Que un hombre muestre su emocionalidad puede ser visto como una debilidad, pero la clave no es ocultar las emociones (como vimos en este post de la semana pasada), sino ser resiliente para gestionar los momentos emocionales. No tengas miedo a equivocarte. En ese sentido, los hombres se ven con frecuencia sometidos a una mayor presión social que las mujeres para alcanzar el éxito. Resiliencia es, también, dar a cada prioridad el puesto correcto en la escala. Muchas ponentes repitieron que «si mi familia está bien, lo demás se puede gestionar».
  5.  La interdependencia es muy importante, es la clave para avanzar. Por eso, haz networking y aliméntalo. El camino para llegar arriba pasa por hacer un gran número de conexiones horizontales y transversales.
  6.  No trabajas para tu jefe, ¡trabajas para tu compañía! Hay que tener una fuerte mentalidad corporativa y ser generoso con el tiempo y los recursos que dedicamos a nuestra compañía, por su bien y por el propio.
  7.  Cuestiona las reglas para mejorarlas. No tengas miedo de perder el control. Acostúmbrate a trabajar con la incertidumbre y la volatilidad del mundo actual.
  8.  Nuestra propia percepción nos limita. Sé consciente de ello, admite consejo, coaching, mentoringsponsoring, guía en tu trayectoria. Tampoco tengas miedo de los diferentes roles que representas, aun dentro de la persona única que somos cada uno: hijo, padre, esposo, empleado, directivo… No te quedes arrinconada por miedo a unirte a iniciativas vistas tradicionalmente como «de hombres». Muchas veces somos nosotras mismas las que hemos añadido esta etiqueta. Deja que los hombres te «esponsoricen» en tu trayectoria profesional. Ofrécete, no esperes a que te llamen: «Raise your hand!»

Miembros del Timoney Leadership Institute en IESE

Por eso, tras el almuerzo de networking, me reuní con 15 mujeres irlandesas con cargos de poder del Timoney Leadership Institute, con quienes compartí el café y diferentes estrategias para acompañar a aquellas que desean mejorar en su trayectoria profesional.

Unos días antes, en Madrid, me había reunido con otras 65 mujeres, con quienes hablé de métodos para romper los techos de cristal y de cemento, en una cena organizada por Chabela Estalella (I-WiL Madrid) en casa de Mª Luisa Garayalde.

A lo largo de los años, he invitado a participar en eventos formativos y de networking en IESE a mujeres que son ejemplo de superación de ambos techos, el de cristal y el de cemento. Como muestra, recuerdo las palabras de Ana Mª LLopis, presidenta del Consejo de Administración de DIA, que en uno de nuestros I-WiL Breakfast nos daba pautas concretas:

“Ante el mundo muy cerrado de los Consejos en España, hay que estar presente en los foros, ser experta en determinados nichos, mantener un blog, escribir en medios, darse a conocer, vender la multidisciplinariedad y no el sector en el que se ha trabajado (“El conocimiento es multivector”), pertenecer a asociaciones de mujeres como I-WiL (más información en  iwil@iese.edu), conectar con algunos cazatalentos…”

Si queréis profundizar sobre este tema, podéis leer este post (Rompiendo techos de cemento y de cristalo este otro (El techo de cemento).

Y, por último, os recuerdo dos Programas de IESE donde podéis aprender a superar especificamente esos techos de cristal y cemento: Mujer y Liderazgo, Mujeres en Consejos de Administración. 

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2 Comentarios

  1. Ricardo Santiago

    Felicidades por seguir luchando para llegar a la normalidad.
    Y escojan bien a los compañeros de viaje.
    Que sean buenas personas, buenos maridos, que puedan llorar y reir, que puedan planchar y limpiar y que puedan enorgullecerse porque su mujer está haciendo X mientras ellos estan cuidando los niños.

    Busquen compañeros del viaje de la vida… hemos venido a servir, pero TODOS hemos venido a servir, no sólo ustedes, las mujeres, y el primer paso es que ustedes se lo crean.

    un saludo
    RS

  2. Excelente reflexión. A pesar de que están cambiando mucho las cosas, pero es cierto que las mujeres parece que estamos siempre un paso atrás. Tenemos en muchas ocasiones, un problema de autoestima. Es muy importante valorarnos más, somos capaces de ser madres, esposas, hijas…y a la vez excelentes profesionales.
    Creo firmemente, que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte, y más tarde o más temprano, nos equipararemos con los hombres sin ningún tipo de complejo, con total normalidad.

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