Gestionar el estrés con Sofrología, iWil Ejecutivas
Este martes 29 de noviembre tuvo lugar la primera de las dos Jornadas de iWil Ejecutivas de este curso. Se trata de dos talleres que proporcionan las herramientas necesarias para el acceso de la mujer en su camino hacia el Comité de Dirección.
En esta primera Jornada, mi amiga y doctora en Psiquiatría Natalia Caycedo nos introdujo en la Sofrología Caycediana. El término Sofrología se construye a partir de tres raíces griegas, «SOS», «FREN» y «LOGOS». En conjunto significa «estudio de la consciencia en equilibrio.» Como ella misma nos cuenta:
«La Sofrología fue creada por el Dr. Alfonso Caycedo, médico psiquiatra, el año 1960. Su intención inicial fue aportar técnicas prácticas para tratar a los pacientes con trastornos de ansiedad o de estado de ánimo.
Hoy en día, tras más de 50 años de continuo desarrollo y perfeccionamiento, la Sofrología se aplica también en los campos de la pedagogía, del deporte, del trabajo social y de la empresa.»
Actualmente ya existen en el mundo algunos miles de sofrólogos caycedianos (www.sofrologia.com).
Detrás de la Sofrología no hay ninguna creencia. No tiene relación alguna con el yoga, ni otras filosofías o espiritualidades orientales. Es un método aconfesional y puramente práctico.
Al empezar la sesión, Natalia nos animó: «Antes de padecer el estrés… ¡vamos a disfrutarlo!» Esa es la consigna que los sofrólogos ofrecen a aquellos que se preparan, por ejemplo, para impartir una sesión que les causa mucho estrés. Todo el taller estuvo animado de un espíritu positivo, esperanzador e ilusionante.
¡Menos mal que existe el estrés agudo! Aunque parece un contrasentido, es el estrés el que te hace sobrevivir, y así ha sido desde el principio de la humanidad: mantener la vida ha sido posible gracias a las actitudes del cuerpo que te hacen seguir con vida, y te defienden de las amenazas. Por dos caminos: la lucha (propia del león) y la huída (propia de la liebre). El problema llega cuando lo que pasa en nuestra vida hace que no podamos ni luchar ni salir corriendo: nos quedamos paralizado por el estrés. Una de las ejecutivas participantes nos contó que había llegado a sufrir una parálisis de varios días…
El objetivo ante estas situaciones es mantener la paz y la fluidez, tanto desde el punto físico, como espiritual y mental. El método que Natalia nos propuso se basa en las técnicas prácticas para la vida cotidiana de la Relajación Dinámica de Caycedo (RDC). Su objetivo es fortalecer los recursos personales para hacer frente a los estresores de cada persona (factores productores de estrés) y limitar así su impacto negativo, al tiempo que se desarrolla el bienestar en la vida diaria.
«El nivel de estrés no solo depende del estresor, sino también de la respuesta que cada uno da en función de cómo percibe e interpreta la situación. Influyen el estado físico (cansancio, enfermedad), mental (diálogo interno) y emocional (angustia, tristeza, felicidad); la personalidad (perfeccionismo, optimismo), las capacidades (cualidades comunicativas, empatía) y los valores de la persona (responsabilidad). Así pues, el estrés depende significativamente de «mí»«.
En vez de buscar justificaciones fuera de nosotros mismos (una situación o una persona), podemos aprender nuevas actitudes más constructivas ante los estresores, basadas en la serenidad y la actitud positiva, que permiten fortalecer nuestra capacidad de adaptación y de respuesta ante ellos». En una palabra: autonomía para afrontar el estrés.
Como la respuesta depende de mí, Natalia nos explicó que la balanza de nuestra vida debe pesar más del lado de mi resitencia psicofísica -a la que debo prestar atención para que no reduzca su peso- y no del lado de los estresores. Las palabras clave del método de la Sofrología son entrenamiento, relajación y activación. Necesito saber sentirme, percibirme más y mejor, así me conozco más, me transformo y soy capaz de actuar de forma autónoma. No estamos hablando de curación, sino de tomar consciencia de uno mismo, aprender técnicas que me hagan autónomo ante el estrés, y que me permitan disminuir o incluso eliminar la dependencia de medicamentos. En Francia cuentan con un proyecto que se aplica en muchas escuelas para que los niños se autoconozcan y tengan recursos para mantener la calma (podéis ver la portada del manual en la foto).
La primera parte de la Jornada vimos la técnica «Sofronización de base», estudio de nosotros mismos, toma de consciencia de nuestro cuerpo, mente y emociones en un estado de relajación. Es la primera técnica del Método Caycediano. Los puntos clave son: Abstracción del mundo exterior, desarrollo de la atención y de la concentración, y mayor percepción corporal. Sus efectos y beneficios son: descanso y relajación psicofísica, mejora de la calidad del sueño, mayor capacidad para detectar las situaciones de estrés, y la recuperación de energía. La repetición de la práctica es la principal condición para obtener el máximo de beneficios. Todas las participantes realizamos esta Técnica de Sofronización de Base en la propia aula donde se desarrollaba la sesión, puesto que se trata de técnicas que se pueden realizar en cualquier lugar.
En la segunda parte de la Jornada, hablamos de la Somatización. Como somos una unidad, mi cuerpo influye en mi mente y al revés. Somatizar es algo normal. Pero hay diferentes tipos de somatización: positiva y negativa; de larga o corta duración. Si hablamos del estrés crónico, por ejemplo, las somatizaciones pueden ser muy variadas, y de tipo corporal, mental y emocional. Las consecuencias del estrés prolongado pueden observarse en el plano personal, el familiar y el profesional. La somatización negativa por estrés afecta a 6 diferentes sistemas: cabeza y cara; nuca y cuello, hombros, brazos, tórax y espalda; región abdominal y lumbar; parte inferior del abdomen y mitad inferior del cuerpo y, por último, todo el cuerpo.
La clave es aprender a relajarse en el momento del dolor. Esto se consigue con la práctica del sofro-desplazamiento del negativo, que consta de una serie de ejercicios que aprendimos a practicar durante la sesión: inspirar, retener, tensionar, expulsar, relajar. El objetivo final es eliminar las tensiones expulsando el aire. Tensamos la parte que estamos trabajando porque, por asombroso que parezca, para destensionar hay que tensionar primero. Una vez efectuados los ejercicios en las dos primeras bases (cara, cuello, nuca, hombros, tórax y espalda) ya se suele relajar el 90% del cuerpo.
Por último, cada participante escribió su fonodescripción, recogiendo las sensaciones más significativas que había experimentado durante el taller.
Nuria Chinchilla es profesora de Dirección de Personas en las Organizaciones en IESE Business School.
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Gracias por compartir nos muy interesante
Gracias Nuria por tu blog!!!!
Cada entrada más interesante, sí es posible, que la anterior.