Dependencia y fragmentación: el dilema geopolítico del siglo XXI

Estamos en un mundo de titanes, pero nosotros, Europa en general y España en particular, no somos uno de ellos. Por primera vez en 500 años, no somos protagonistas.  La tecnología tiene un peso enorme en los cambios geopolíticos que se están produciendo y Europa se ha quedado atrás. La globalización ha marcado profundamente las relaciones internacionales en el siglo XXI, creando interdependencias económicas, tecnológicas y políticas entre países y regiones. La geopolítica es hoy una de las más poderosas herramientas de análisis de riesgos y potencialidades. Belén Romana, nuestra invitada, es una experta en la materia.

Este proceso ha traído consigo un dilema geopolítico creciente: la tensión entre la dependencia mutua y la fragmentación global. Por un lado, la interdependencia ha generado una red de colaboración internacional sin precedentes, con cadenas de suministro globales, comercio transnacional y cooperación tecnológica. Por otro lado, las tensiones políticas, los conflictos comerciales, el auge del nacionalismo y la competencia por los recursos estratégicos han fomentado una creciente fragmentación del orden mundial.

Este dilema refleja una paradoja inherente: mientras que las naciones están más conectadas que nunca, las diferencias en intereses geopolíticos y económicos crean divisiones que socavan la estabilidad global.

Países como China, Estados Unidos y Rusia, junto con la Unión Europea, se enfrentan a desafíos complejos al intentar equilibrar su participación en redes globales con la protección de sus intereses soberanos y su influencia regional. En este contexto, los actores internacionales se ven obligados a gestionar cuidadosamente sus dependencias para evitar vulnerabilidades estratégicas, al tiempo que lidian con una creciente fragmentación que amenaza con redefinir el mapa geopolítico del siglo XXI.

Belén Romana despliega en esta sesión un mapa del tablero de juego actual porque, para resolver los dilemas y responder a los retos, lo primero es comprender en profundidad la situación actual. Y la realidad es que Europa perdió el paso en tecnología hace 20 años, antes de la crisis financiera. Mientras los países del Viejo Continente se centraban en dicha crisis, sin mirar más allá, estaban ocurriendo cosas importantes que determinarían el posterior reparto de poderes en el mundo.

Una de ellas fue la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, en 2001. Fue un momento crucial en el despegue económico del país. Este evento marcó la integración formal de China en el sistema económico global, lo que inauguró una nueva era de globalización. La membresía de China en la OMC provocó una rápida liberalización del comercio internacional, reduciendo las barreras comerciales y cambiando por completo los flujos comerciales internacionales. El segundo hecho históricamente decisivo ocurrió en 2007, año en que Apple presenta el iPhone, un teléfono inteligente que incorpora las funcionalidades de un iPod y de un ordenador personal. Un hito tecnológico crucial que señala la absoluta primacía de Estados Unidos sobre Europa en materia tecnológica.

Nuestra ponente continúa desplegando las macrotendencias a tener en cuenta para la toma de decisiones empresariales a corto, medio y largo plazo: la productividad y la innovación, la transición climática, el envejecimiento de la población y la multiglobalización.

En definitiva, la situación actual supone un baño de realidad para Europa. El gran reto y el gran dilema para nuestro continente es cómo hacemos para mantenerlo.

Aquí dejo el vídeo con la sesión completa.

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