La urgencia de repensar la conciliación como integración

El 23 de marzo de 2023, con motivo del Día de la Conciliación, se publicaron los resultados de la encuesta de Infojobs sobre la conciliación entre la vida familiar y profesional. Los datos sorprendieron a muchos: solo el 35% de los trabajadores afirma tener facilidades para conciliar. Estos resultados revelan un retroceso respecto a años anteriores y nos invitan a una reflexión profunda sobre la situación actual.

¿Por qué está empeorando la conciliación?

El problema tiene múltiples causas. Hoy somos más conscientes de nuestros derechos y valoramos más el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Sin embargo, en las empresas estamos experimentando crecientes dificultades para alcanzar esta conciliación. La pandemia nos mostró los beneficios del teletrabajo y la flexibilidad, pero con el retorno al trabajo presencial, muchas de estas ventajas parecen haber quedado en el pasado.

Es esencial abordar este reto desde una perspectiva más humana. Las personas no somos simples trabajadores, sino seres con un entorno, una familia y necesidades personales. Si las empresas adoptaran una visión más humana y menos mecanicista, podrían tomar decisiones más alineadas con las demandas actuales de sus empleados, favoreciendo la conciliación de forma efectiva.

La flexibilidad como clave del éxito

Diversos estudios avalan que los empleados que gozan de medidas adecuadas para compatibilizar sus distintas responsabilidades son más productivos. En empresas que apuestan por la Responsabilidad Familiar Corporativa (RFC), se ha observado un incremento del compromiso de los trabajadores en un 400%. Este dato es significativo en un momento en el que atraer y retener talento es uno de los mayores desafíos empresariales.

Otros países europeos, especialmente los nórdicos, ya están impulsando medidas a favor de las familias, independientemente de su situación económica. En Holanda, por ejemplo, existe una ley que fomenta la flexibilidad laboral, permitiendo a los empleados ajustar sus horarios en función de sus necesidades, siempre en acuerdo con la empresa. Esta medida no solo beneficia a las familias, sino que también permite a los trabajadores disponer de tiempo para sus estudios, deportes o cualquier actividad personal, lo que resulta en un equilibrio más saludable.

En Francia, por ejemplo, el Cheque de Empleo para un Servicio Universal (CESU) ha sido un éxito. Este cheque ayuda a gestionar tareas domésticas como el cuidado de niños o mayores, generando empleo y mejorando la calidad de vida de las familias. Medidas como esta, que ya funcionan en otros países, no se han implementado en España debido a una falta de voluntad política y presupuesto.

Un cambio necesario: integrar vida y trabajo

El debate sobre la conciliación debe ir más allá de compaginar trabajo y familia. No son dos polos opuestos, sino partes integrales de la vida de una persona. Por eso, prefiero hablar de integración en lugar de conciliación. Necesitamos contemplar al individuo en su totalidad: sus necesidades de ocio, formación, vida familiar y personal.

La flexibilidad es un pilar fundamental para conseguirlo, pero también es necesario formar a los empleados para que gestionen bien su tiempo y prioridades. En este sentido, los mandos intermedios juegan un papel clave, fomentando la flexibilidad y permitiendo que se resuelvan las pequeñas incidencias del día a día sin perder de vista el compromiso y la responsabilidad de los trabajadores.

En definitiva, necesitamos más flexibilidad y recursos por parte del Estado para crear un entorno laboral que permita a las personas ser equilibradas y felices. Solo así podremos construir una sociedad sostenible. Adoptar un enfoque de ecología humana y un liderazgo centrado en el cuidado nos ayudará a lograr esa integración que tanto necesitamos en el ámbito laboral y personal.

Aqui dejo una entrevista en TVE relacionada con este tema:

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