«El mamut y la zarigüeya», en La Vanguardia
El pasado día 9 de Junio, en La Vanguardia publicaron un artículo de Maruja Moragas y mío, “El mamut y la zarigüeya”.
Hace unos días, vimos en familia la película Ice Age 2: el deshielo. Uno de los personajes, Ellie, es una mamut que ha vivido toda su vida entre zarigüeyas (marsupial menor que un zorro) y ha actuado siempre como ellas. Un día, ya crecida, imitando a sus amigas, se cuelga con habilidad de la rama de un árbol por la cola. La rama se rompe por su gran peso y cae al suelo. Se siente mal, pero no atina a pensar que lo que ha pasado es porque no es una zarigüeya. Tras un tiempo… Leer completo.
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De nuevo aparece un ejemplo masculino (padre) que no sabe conciliar. La madre y los hijos no son entendidos por el ejecutivo… Pfff… ¡qué aburrimiento! Es que no se debe generalizar. Es que no todos los hombres (de negocios o de línea), ni siquiera la mayoría son así. Bueno, rectifico. Es que el problema no es el profesional masculino que no concilia. El problema es que ni el profesional masculino, ni el femenino, sabe qué es la familia. Y normalmente ni él ni ella actúan y desarrollan su papel de manera acertada.
Continuando con el típico tópico: él llega agotado, lee el periódico, ve la tele, cena sin decir gran cosa y se van a la cama. Ella, durante la tarde, le ha concedido todo a sus hijos consentidos (les ha dado para merendar nocilla -no toman otra cosa-, luego les ha comprado un Gormiti, les ha puesto Ben 10 y finalmente a Cocoto en la Wii) Y por la mañana, mientras el hijo (o a lo sumo sus dos hijos, no nos vayamos a espatarrar) estaban en el cole, ella se va a tomar café con las amigas y a Massimo Dutti a ver las últimas blusas azuladas del mes de junio (por supuesto se ha comprado una… o dos, total por 39,90 €…).
Creo que hay que llevar con alegría los iconvenientes del trabajo: si 5 de cada 7 días el padre (o la madre) se centra en el trabajo…. ¿qué le vamos a hacer? Si 5 de cada 7 días la mujer (o el hombre) se centra en la familia (casa) pues así es la vida. La mayoría no somos Terminators perfectamente diseñados para cambiar el soft en función del microambiente social. El sábado y el domingo nos podemos adaptar y no debemos pensar que esta vida es sólo para disfrutar: que no, que hay momentos y temporadas duras. Tenemos que trabajar para saber aceptar las contradicciones y la dureza de la vida. Es que se nos pinta una realidad ideal (con sonrisa Vitaldent) que es eso: ideal e inalcanzable.
Repito la frase del P. Loring: Sufrir pasa; haber sufrido no pasa.
El comentario de Gustavo se acerca mucho a la realidad. Es cierto que muchos padres y madres no entienden ni se preocupan de lo que significa el concepto «familia» en profundidad. Pero sigo pensando que si las empresas dieran un poco de cancha en el asunto de la conciliación por muy «topicazo» que parezca las cosas empezarían a cambiar. Da igual, que sean tiempos de crisis o de bonanza. Por otro lado, en este país algunos trabajan tantas horas que no queda tiempo para nada, mientras otros se columpian, pasan de todo o dicen que están desde casa con la blanckberry o el PC, y realmente están en el gimnasio, jugando al golf o de compras. En conclusión, siempre son los hijos, la familia, la gran abandonada, la poco alimentada, la desestructurada. A quén hay que culpar ?
Sin duda hay que hacer un buen examen de conciencia !!!
Quiero aportar un punto de vista, inspirado en el artículo de Nuria y Maruja y en los comentarios de Gustavo y Marta. Me parece que en todo pero especialmente en la familia no hay que perder la esencia de la frase «ambicionar carismas mejores». La realidad contemporanea nos empuja hacia situaciones cuyo fruto, objetivament, podemos identificar cómo «no bueno»: sobreprotección de nuestros hijos (con sus consecuencias de por vida), prioridades egoistas en nuestras decisiones vitales (seamos conscientes ó no), carecer de sentido de «mision» en nuestra vida, narcisismo…. Solo el aspirar a mejorar nosotros mismos y consecuentemente mejorar el entorno puede romper aspectos de nuestra cultura que no dan frutos buenos en las personas.
Estoy parcialmente de acuerdo en el comentario de Gustavo. Creo que cuando se refiere a la mujer que toma el “café” y se va a Massimo Dutti, está hablando de un tipo de mujer determinada, perteneciente a un estrato social concreto , yo personalmente lo conozco y precisamente algunos de estos ejemplos los he visto en personas que en principio parece que deban estar más cerca de nuestros valores.
Pero considero importante no olvidar a aquellas mujeres que trabajan fuera del hogar , y también llevan la casa (barren, friegan, planchan, etc : ELLAS) , hacen piruetas con su presupuesto familiar, cuidan de sus hijos y se preocupan por ellos y por si fuera poco, todavía guardan su sonrisa para ofrecérsela cunado su marido llega a casa, hastiado de tanto trabajar para que le alcance la manutención de todos sus “churumbeles”. Esas mujeres anónimas que cuando intentan hablar de “conciliación” con la boca pequeña se las tacha de poco “profesionales” en el mejor de los casos cuando se trata de una ejecutiva, por no hablar de la mujer que está en un almacén reponiendo productos o en una cadena de montaje, o la que trabaja para la pequeña empresa, en donde la conciliación parece más difícil.
Aunque lo que más me preocupa a mi personalmente es la “masculinización” de la mujer. Sobretodo cuando veo que poco a poco en lugar de feminizar la sociedad y aportar nuestros matices que tanto han ayudado al desarrollo de la humanidad , nos dedicamos a intentar ser lo que no somos, que bien lo podríamos relacionar con el caso de tu fantástico artículo : El mamut y la zarigüeya
Como padre primero y Gerente de una empresa después, puedo comentar que en realidad siempre hay un espacio de tiempo para los hijos lo que hay que hacer es saber interactuar con ellos al principio es dificil, ya que todos aquellos que luchamos por salir adelante nos entregamos a nuestro trabajo de lleno, pero hay que saber dar el quiebre y aquellos pocos momentos disponibles dedicarlos al verdadero y mejor ocio productivo que es cultivar nuestra familia….Los niños no van a la velocidad que va la vida laboral y hay que saber desacelerarnos para poder disfrutar de ellos, sobre todo se requiere mucho amor y del verdadero no solo del que es suficiente para dar lo material, sinó de aquel que nos ayuda a brindar de nosotros nuestro mas preciado recurso, el tiempo y nuestra nuestra buena disposición.
Creo que si uno es mamut o zarigüella, no es el problema ya que hay que saber ser que, en el momento preciso…
Saludos…
Estoy de acuerdo con Gustavo en que hay personas que no saben qué es familia, es normal que ocurra en una época en la que la confusión de conceptos es notoria, porque todo se mira en clave subjetiva y emocional, sin tener en cuenta si eso que digo es cierto o no. Me temo que no enseñar a pensar a los jóvenes siguiendo un razonamiento lógico tiene consecuencias de las que tan sólo empezamos a ver la punta del «iceberg».
En cuanto al tópico del que hablas de que la mujer concilia más que el hombre, el artículo nos salió así por casualidad. No pretendíamos tratar de conciliación ni de quién concilia más, sino reflexionar sobre el tema de la identidad, uno de los temas más preocupantes de hoy por la confusión en la que estamos metidos.
Pensándolo ahora a la luz de tus comentarios, yo diría que pusimos «directivo» en vez de «directiva» quizás porque el mundo de los directivos es el que conocemos nosotras, nuestros alumnos son varones en su mayoría y porque, en muchos casos todavía funciona así. Hay pocas mujeres que sean altas directivas y los estudios nos muestran que son más sensibles a la conciliación que ellos, aunque vamos mejorando, eso sí. Esta tendencia la observamos también en alumnos de muy distintas nacionalidades (tenemos 50), con notables excepciones según culturas y personas.
Y coincido contigo también en que hay varones muy conscientes de su rol de varón, de marido y de padre, rol en el que son insustituibles y que trabajan duro en todos ellos. Y ésa es una gran esperanza, porque si el varón se decide a ponerse en primera fila y a tirar hacia arriba de la familia con la misma energía con que tira hacia arriba de la empresa, ese día habremos ganado todos.
Los cambios se producen siempre muy despacio y cuestan. Cambiar el mundo a mejor nos costará un esfuerzo notable, pero vale la pena intentarlo. Hay que cambiar muchas formas banales de pensar y actuar -formas que describes muy bien en tu comentario- y que tan destructivas son, no sólo por lo que hacen (pensar en clave de «yo»), sino por lo que no hacen: no educan, no piensan, no hablan, no apoyan, … Hay que pensar qué sociedad queremos, qué cualidades tenemos que tener para lograrla y cómo lo vamos a conseguir. Tendremos que analizar también el rol del hombre y de la mujer, los desajustes que se han creado y remediarlos. Más nos vale…
me gusto la peli de la hera del hielo donde el mamut se cree zarigueya
me gusto mucho
¿exsisten maut?
mas fome ya vi la pelicula y no estaba encontrando eso mmmmmmmmmmmmmmmmmmaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaasssssssssssssssssssffffffffffflooooooooooooooooooooooommmmmmmmmmmmeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee