Criterios para la jubilación
Recién aterrizada en Barcelona me llega este artículo del Profesor Arrieta de la Universidad Complutense de Madrid, que creo deberían leer y tener en cuenta tanto los empresarios como los políticos de nuestro país. La edad sólo es un criterio más de diversidad…
ANÁLISIS: Carreras & capital humano
Activos de gran experiencia, por Tomás Arrieta
La demografía nos indica que, en el siglo XXI, el efecto conjunto de las bajas tasas de natalidad y el aumento de la esperanza de vida será uno de los grandes retos que deberán afrontar todos los países y, principalmente, los de nuestro entorno cercano. Es un proceso sin precedentes en la historia de la humanidad y tendrá implicaciones en todas las facetas de nuestras vidas. [Leer el artículo completo]
Me alegra infinito que plantees este tema, Nuria, pues yo llevo desde el año 2000 hablando del tema si bien, lamentablemente, la situación ha ido a muchísimo peor en nuestro país. ¡Qué derroche (y también autoderroche, cuando es intencionada la prejubilación) del mejor y más maduro capital humano!.
Más allá de las regulaciones y de las acciones institucionales, quisiera plantear aquí qué podríamos hacer para cambiar las actitudes individuales de las personas que rebasados los 50 años consideran que ya han aportado mucho a la sociedad y que es el momento de retirarse. Esto en pleno siglo XXI y en el mejor de su vida!!!.
Mucho sentido común Nuria, como siempre
Está claro que no se debe hablar en términos absolutos de casi nada.
Cuando hablaron de prolongar la edad de jubilación, los primeros en los que pensé fue en la gente del campo (vengo de un entorno rural), donde el trabajo sigue siendo bastante duro a pesar de que las maquinarias han facilitado muchísimo este tipo de labor. En los profesores de educación primaria y secundaria que sufren un enorme desgaste debido a unas generaciones cada vez más hostiles y unos padres cada vez más tiranos. En los obreros de la construcción que necesitan de una gran fuerza física y resistir las inclemencias del tiempo, los fríos del invierno y el calor riguroso de los veranos sin poder exigir medidas ergonómicas para su desempeño, como un alza pies mientras escribemos en el ordenador, temperatura regular, pantalla a la altura adecuada de los ojos, disposición adecuada de la pantalla del ordenador respecto de la luz de las ventanas, etcétera. Pensaba en las personas de la industria que un año tras otro no han hecho otra cosa que alimentar a una máquina (de lo que sea, cartón, líquido, alimentos, envases…).
Claro que, pensando en este tipo de tareas veía la propuesta de posponer la edad de jubilación desoladora.
Por otro lado, conozco a muchísimas personas que han cumplido los 70 años y están obligados a jubilarse cuando ellos mismos y su entorno son conscientes de la gran cantidad de conocimiento que se pierde con su ausencia.
También he podido observar que cargos como la dirección de un colegio, la jefatura de estudios están en manos de personas muy jóvenes e inexpertas. Personas que jamás recibieron formación en la dirección de equipos, que tienen dificultades para dirigirse adecuadamente a los padres y que en los alumnos ven una fuente de problemas potenciales. Personas carentes, en muchos casos, del sentido común que te da la experiencia y la templaza que se alcanza con los años. Mientras, profesores que podrían ser sus padres, están peleando con los chavales en una batalla para la que ya no se ven con fuerzas y ven claramente las ineficiencias de sus directores.
Veo profesores novatos que aprenden a base de ensayo y error su profesión. Que con los años van adquiriendo las habilidades para trabajar con niños. Que necesitan muchos fracasos para ver que van dominando poco a poco ese difícil equilibrio entre la forma de enseñar y la dificultad añadida de tener contentos a los padres.
Veo como los AGE se van quemando en la última etapa de su trayectoria profesional, están deseando jubilarse cuanto antes porque ven que hace mucho tiempo que no pueden aportar de la manera adecuada a la sociedad, porque ven que se quedan sin fuerzas ante las nuevas generaciones, porque se ven como los viejos que ya tenían que estar en sus casas hace mucho tiempo.
Todos, perdemos la oportunidad y el capital intelectual que supone el conocimiento de tantos años de trabajo. En vez de crear una figura de formador para los nuevos profesores, elegir a estas personas como directores de centro (previamente formado, eso siempre) y seguir aportando a la educación desde un estatus diferente. Directamente los quitamos del medio y ellos lo aceptan de mil amores porque están realmente cansados física y psicológicamente.
Esto no es aplicable a todos los puestos de trabajo. Pero sí es aplicable a muchísimos trabajadores.
El ser humano tiene la necesidad de sentirse útil y de no ser así, el que más y el que menos está deseando coger una baja, unas vacaciones y una jubilación anticipada.
Creo que perdemos, renunciamos o nos arrancan parte de nuestra superioridad como hombres, cuando somos incapaces de aportar valor a la sociedad. Dicen que entre los esquimales, cuando una persona llega a una edad en la que no es útil para su familia salen de su iglú por la noche y se desnudan para morir de frío.
Creo que nuestras almas también mueren de frío cuando perdemos esa capacidad de aportar.
Y cuando realmente dejamos de aportar laboralmente y somos conscientes de que debemos pasar página, creo que es mucho más sencillo cambiar de actividad y aceptar que es el momento de deciarse a otra cosa, aceptar que es el momento de aportar en otros ámbitos de la vida. Con tu dignidad como persona intacta.
Gracias Nuria por plantear este tema tan importante para los que ya no volveremos a cumplir los cuarenta.
Realmente es cuando menos triste que hoy a los cuarenta y pocos años te consideren «mayor» en muchas empresas y sea tan difícil cambiar de trabajo o una vez entrado en determinadas empresas no tengan en cuenta la experiencia acumulada durante más de 20 años y sigan mirando exclusivamente lo que se estudió en la carrera, como si lo vivido -personal y laboralmente hablando- no hubiera supuesto un aprendizaje que solo la experiencia nos da. El dicho popular que no es precisamente nuevo lo dice muy claro: «Más sabe el diablo por viejo que por diablo»
Buenas tardes Nuria, me encanta haber encontrado tu blog que leere con mucha atención. Te enlazo en http://www.seraudaces.es.
Saludos
En mi caso os digo que lo mejor que he hecho es jubilarme a los sesenta pues a partir de cincuenta y cinco como no sea un ambiente muy especial en tu trabajo, las cosas cambian, yo era administrativa, y en ese momento `la jefa que tenia no te dejaba desarrollar tu trabajo, no se fiaba de nada ni de nadie, por otro lado los jovenes que llegan les parece que tus estudios y tu oposición te los han regalado en un chiringuito, y tienes que estar demostrando todo el día que tu si que vales, pues de vedad, despues de cuarenta años currando ya me merezco la jubilación y estoy muy satisfecha pues ahora me dedido a las bellas artes pues me gusta la pintura y quiero aprender ese tema y profundizar espiritualmente que tambien es muy muy importante para saber de donde venimos y adonde vamos.
CADA CASO ES DIFERENTE.
En catedráticos, Investigadores, etc, a lo mejor es interesante que se alargue la jubilación, por aportar muchas cosas de esa experiencia.