Un continente “olvidado”
La semana pasada estuve en Kenya impartiendo sesiones en la Strathmore Business School con mi colega Mireia Las Heras, y lanzando un Lobby de mujeres con poder empresarial. Es impresionante el inmenso camino que les queda por recorrer. Como muestra un botón:
Las mujeres que recolectan té tienen una parte importante del sueldo en forma de bonus que se paga al marido y muchas veces él desaparece o se lo gasta en lo que quiere.
Para que una mujer pueda crear una empresa, el marido tiene que ser miembro del comité directivo de la misma. En muchas ocasiones es el director general con todo lo que ello supone.
Los hombres pueden pedir crédito a nombre de su mujer sin ella saber que está incurriendo en deuda financiera.
Un tema aún más dramático es el que presenta este durísimo testimonio sobre la ablación y sus consecuencias en todos los ámbitos.
Estimada Nuria, una vez mas queda establecido que por la mujer hay mucho por hacer y es tarea de todos nosotros, no solo de las propias mujeres. Lo que sucede en Kenya es algo inaudito, porque prácticamente anulan a la mujer como persona y peor aún, tiene que asumir los errores del esposo.
Aquí en Perú, nosotros editamos con mucho éxito una revista que se llama Business Woman que busca promocionar a la mujer emprendedora peruana, cada historia publicada es una historia de mucho esfuerzo por sacar adelante a la familia, me imagino que esto sucede en muchos países.
Quien te escribe es orgullosamente egresado del PAD de Piura de Perú.
Un afectuoso saludo estimada Nuria, siempre te seguimos, esperamos que pronto estés en Perú.
Sí, realmente, leyendo lo que nos cuentas y viendo este vídeo nos damos cuenta de que somos unas privilegiadas por el camino que ya hemos recorrido. Yo leí el libro de esta mujer y su fuerza interior y capacidad de luchas son impresionantes.
Apreciada Nuria, sé de lo que hablas. Tengo una hija etíope de 5 años. Durante las cinco semanas que pasé en Etiopía, pude constatar unas circunstancias parecidas a las que nos expones y a las que se reflejan en el vídeo. Basta verlo para proponerse dar gracias incesantes a Dios por todo lo que tenemos las mujeres del viejo continente, en lugar de quejarnos por lo que nos falta. Testimonios como el que nos presentas dejan bien claro que hay mucho para hacer. Soy de las que piensan que el pesimismo es estéril y que vale más dar un pequeño paso en el camino, que quedarse en un recodo viendo la vida pasar. El mundo cambiará el día que se reconozca en todos los ámbitos la igual dignidad del hombre y de la mujer. ¿A qué esperamos?
Gracias por este blog tan oxigenante.
Querida Nuria,
Aunque, en efecto, quede un impresionante camino por recorrer, acciones como la tuya, junto a tu colega, Mireia Las Heras, abren nuevos horizontes que celebrar. Enhorabuena.
¿Qué decir…? o, mejor aún, ¿qué hacer ante semejantes barbaries y atropellos?. Me pregunto, por un lado, qué condiciones deben de azotar a esa sociedad para que tradiciones y leyes tan crueles e injustas encuentren semejante arraigo entre los abuelos, padres, maridos, hijos, hermanos… que la configuran; también incluso entre cierta parte de su población femenina, – tal vez tales condiciones tengan que ver con la hambruna, el sida, la miseria…-. Asimismo, me pregunto qué hace Occidente al respecto…
Un continente «olvidado»…»Dicen que la distancia es el olvido…». Para que eso no ocurra, me quedo con las palabras pronunciadas por esta valiente embajadora en su sobrecogedor testimonio: «Lo que nos pasa a cualquiera de nosotros afecta a todos los demás». No hay otro camino, sólo así no habrá distancia geográfica ni emocional que, como dice el bolero, conduzca al más doliente de los olvidos.
Ciertamente se trata de un testimonio estremecedor. La situación de países como Kenia es muy compleja y en la mayoría de ocasiones silenciada o maquillada. Valoro mucho tu labor y la de Mireia . Aunque el camino por recorrer es verdaderamente arduo, de iniciativas como la vuestra siempre queda algo.
Ánimo y adelante.
Felicitaciones por tu labor.Hagamos algo cada uno para modificar estas costumbres que van en contra de la dignidad humana.