Elijo amar: la belleza del matrimonio
XI In Memoriam Maruja Moragas
La belleza del matrimonio reside en su capacidad para transformar a dos individuos en una unidad indisoluble, donde el amor, la comunicación, la gratitud y el servicio mutuo son los pilares fundamentales. Al cultivar estos aspectos, se fortalece el lazo conyugal y se construye un camino de crecimiento personal y felicidad compartida. En medio de las vicisitudes de la vida, el matrimonio se erige como un faro de esperanza y un refugio de amor incondicional. Esta es la idea fuerza que a uno le queda en el corazón tras escuchar las reflexiones de la doctora Nuria Ferrer Chinchilla.
El pasado 25 de abril, tuvimos el privilegio de compartir una sesión titulada «La belleza del matrimonio: nuestra primera empresa», impartida por Nuria Ferrer, médico psiquiatra por la Universidad de Navarra, psicoterapeuta por la Universidad de Alcalá, y con un Máster en sexología médica por la UEA. En su intervención, Nuria combinó hábilmente su experiencia profesional con su vivencia personal como esposa y madre, ofreciendo perspectivas frescas y alejadas de los clichés, así como revelando claves esenciales para nutrir y preservar la vitalidad de esa empresa tan trascendental en nuestras vidas que es el matrimonio.
El hilo conductor de su exposición planteó interrogantes de profunda relevancia: ¿Cómo lograr que nuestra empresa más importante experimente un crecimiento sostenible? ¿Qué criterios guían la elección del socio de por vida? ¿Cómo afrontar los conflictos? ¿Existe una armonía en el lenguaje que empleamos para comunicarnos? ¿Cuál es la respuesta adecuada ante el sufrimiento? ¿Es evitable este último?
Frente a las vicisitudes cotidianas, la ponente nos instó a elevar tanto la mirada como el corazón, recordándonos que el fin último de nuestro matrimonio, nuestra aspiración suprema, es ser uno. Solo desde esa premisa de entrega y gratitud resulta viable encarar las pruebas que puedan surgir, permitiendo así la diversidad y propiciando un crecimiento tanto individual como conyugal.
Las reflexiones de la ponente fueron abundantes y reveladoras. En primer lugar, destacó la importancia de concebir la vida matrimonial como el fruto de una decisión consciente y madura: elegir amar, elegir enamorarse, y actuar en consecuencia. Esto implica, fundamentalmente, el respeto por la singularidad del otro, su diversidad, su modo de desenvolverse, y la capacidad para comprender su lenguaje y, sobre todo, buscar su felicidad. Por otro lado, resaltó la relevancia del agradecimiento, resultado de la disposición para dejarse amar y aprender a recibir. Elegir este enfoque en un contexto dominado por el individualismo, los egos y el relativismo, requiere valentía y decisión, pero la recompensa se traduce en la posibilidad de disfrutar de un matrimonio que se erige como fuente de seguridad, paz y felicidad.
En síntesis, parece que la clave reside en adoptar una postura de «menos yo y más nosotros».
No han faltado las referencias a nuestra querida amiga Maruja Moragas, una mujer que hizo de la defensa de la familia su propósito, situando siempre el amor en el centro. “Elijo amar”, una proclamación que se ha repetido en esta sesión y que fue el eje de la vida de Maruja.
En este post sólo quedan recogidas algunas pinceladas de una sesión en la que todos nos hemos visto reflejados. Para ahondar más en estas y otras reflexiones, os recomiendo ver el video de la misma. Aquí os dejo el enlace: