Del Homo Economicus al Homo Liber Curans: liderar con libertad y cuidado

Durante décadas, nos han hecho creer —explícita o implícitamente— que el ser humano es un agente racional, individualista y egoísta, cuya meta principal es maximizar su propio beneficio. Esta figura, conocida como Homo Economicus, no solo ha dominado la teoría económica; también ha moldeado la forma en que diseñamos las empresas, tomamos decisiones y, en parte, nos vemos a nosotros mismos. En una reciente intervención para TEDx en Salzsburgo, explico cómo este modelo mental ha impregnado nuestra cultura y qué alternativas tenemos para construir organizaciones más humanas. Hoy quiero ampliar esa reflexión y profundizar en cómo pasar del diagnóstico a la acción.

Porque basta mirar a nuestro alrededor —o dentro de nosotros— para notar algo inquietante: este modelo no está funcionando. A pesar de los avances tecnológicos, del acceso a más bienes y servicios que nunca, crece el malestar, la soledad y la sensación de vacío. ¿Realmente queremos seguir alimentando esta visión reduccionista?

Una sociedad intoxicada por el mito del Homo Economicus

La lógica del Homo Economicus nos ha llevado a priorizar indicadores económicos sobre vínculos humanos, eficiencia sobre significado y velocidad sobre reflexión. Esto ha impregnado la cultura laboral y social con valores como la competencia sin límites, la desconfianza y el “sálvese quien pueda”.

El resultado es una sociedad que, aunque aparentemente conectada, está profundamente fragmentada. Profesionales exhaustos, equipos sin cohesión, comunidades desconfiadas. La búsqueda obsesiva de beneficios inmediatos ha deteriorado el tejido social y ha convertido las relaciones en transacciones.

En este clima, la motivación se erosiona: sin un “para qué” que trascienda lo individual, incluso el éxito deja un regusto amargo. Como explicaba mi maestro, el profesor Juan Antonio Pérez López, este es el resultado inevitable de un modelo que ignora los motivos más profundos que mueven a las personas.

Consecuencias para las personas: del cansancio vital a la pérdida de sentido

Los efectos de este paradigma no son teóricos; los vivimos cada día.

  • Estrés crónico y burnout: la presión constante por producir más y más rápido drena energía y salud.
  • Relaciones debilitadas: cuando todo se mide en coste-beneficio, la confianza se resiente.
  • Desconexión interior: vivir en “modo automático” ahoga la creatividad y la capacidad de aportar lo mejor de uno mismo.

El Homo Economicus reduce nuestras motivaciones a dos: las extrínsecas (salario, reconocimiento, premios) y las intrínsecas (aprendizaje, retos, disfrute). Ambas son legítimas, pero si olvidamos la tercera —la trascendente, la que nos impulsa a actuar por el bien de otros— nos quedamos vacíos.

Piénsalo: los momentos más memorables de tu vida profesional probablemente no han sido un bono extra o un ascenso, sino cuando ayudaste a un compañero, inspiraste a un equipo o marcaste la diferencia en la vida de alguien. Ahí no opera el Homo Economicus. Ahí emerge otra figura.

Sanar la sociedad: el liderazgo del cuidado

Frente a este modelo agotado, propongo un paradigma más realista y humano: el Homo Liber Curans, la persona libre que cuida. Libre, porque actúa desde la responsabilidad interior; que cuida, porque entiende que sus decisiones impactan a otros y elige hacerse cargo.

El liderazgo del cuidado no es paternalismo ni “buenismo”. Es una estrategia inteligente para el largo plazo: organizaciones donde el cuidado mutuo se integra en la toma de decisiones son más resilientes, más innovadoras y más atractivas para el talento.

Cuidar no significa dejar de lado la eficiencia o los resultados. Significa que estos se alcanzan sin sacrificar el bienestar, la confianza y el propósito.
Un líder que encarna el Homo Liber Curans:

  • Escucha antes de decidir.
  • Integra objetivos personales y colectivos.
  • Evalúa no solo el impacto económico, sino también el humano y social.

Y sobre todo, entiende que cada decisión es una oportunidad para construir o erosionar relaciones.

Conclusión: tu elección diaria importa

El Homo Liber Curans no es solo una idea inspiradora; es una forma concreta de estar en el mundo. Empieza en las pequeñas decisiones:

  • Una conversación en la que priorizas entender antes que responder.
  • Un conflicto en el que buscas construir puentes en vez de ganar.
  • Un proyecto donde incluyes la voz de quienes serán más afectados.

No es utopía. Es un camino que podemos recorrer, y que ya está dando frutos en muchas empresas y comunidades.

La próxima vez que lideres una reunión, enfrentes una negociación o definas una estrategia, detente un instante y pregúntate:

¿Estoy cuidando o simplemente reaccionando?
¿Esto construye o desgasta?
¿Cierro puertas o abro caminos?

El futuro no está escrito. Y la elección de alimentar al Homo Economicus o al Homo Liber Curans está, cada día, en nuestras manos.

Atrévete a liderar cuidando. No solo transformarás tu entorno: también descubrirás que el verdadero éxito es aquel que se comparte.

Si quieres profundizar en esta visión, te invito a ver el vídeo completo: «Del Homo Economicus al Homo Liber Curans«, realizado para TEDx Salzsburgo, por invitación de Ed Bayo. Es una oportunidad para seguir construyendo juntos una economía más humana y sostenible.

 

*Gracias a Ed Bayo por su invitación a participar en TEDx Salzsburg, a Lukas Wagner por su creatividad y a Pilar García Lombardía e Ivet Echevarría por sus críticas y aportaciones.

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3 Comentarios

  1. Maria Florencia Segura

    Excelente charla Tedex Nuria y sumamente inspiradora! Apoyo mucho este enfoque!

  2. No te he escuchado en TEDx Nuria, pero acabo de leer tu propuesta: PASAR del Homo Economicus al Liber Curans (siempre necesario, siempre irreemplazable). Pero PROPONGO: desde el ANCLAJE del Liber Curans, profundizando en él y buscando su esencia, desde ahí REVISAR nuestro Homo Economicus (sin renunciar a él) para impregnarlo del Liber Curans hasta alcanzar la máxima simbiosis posible que cada persona pueda lograr. Necesitamos a ambos -Economicus y Liber Curans- pero este último ha de actuar como la Prudencia en las 4 virtudes cardinales: el auriga que lleva las riendas con firmeza para que los caballos no se desboquen

  3. Exacto, Ana. No es uno u otro, sino ambos. Se trata de complementar una visión reduccionista del ser humano, tal y como nos recordaba nuestro queridísimo Juan Antonio Pérez López. Gracias por tu comentario!!!

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