Suicidio laboral
Ayer estuve en París con motivo de una sesión de continuidad del chapter de Alumni del IESE en Francia, y tuve ocasión de ver el impacto que está causando en la sociedad la noticia sobre los suicidios por motivo laboral en empresas como France Telecom (23 hasta ayer). En el año 2007/08 fue el departamento de ingeniería de Renault el que registró 4 suicidios. Precisamente porque no se quiere dar publicidad y con ella el efecto contagio, no todo el mundo sabe que la mayor causa de mortalidad son los suicidios en general. Sin embargo, ahora aparece en prensa el «suicidio laboral«.
Sería muy conveniente saber cuáles son las causas y cómo atajarlo, ¿no? Podemos seguramente tener alguna idea de por qué no aparece este fenómeno hasta hace unos 10 años. Fue cuando más claramente se expandió la cultura «kleenex«, de usar y tirar, en la dirección de personas. Cuando se endureció la dirección por objetivos, muchas veces inalcanzables con el tiempo y recursos al alcance del empleado. Y todo ello fruto de un paradigma empresarial cortoplacista y mecanicista, que no tiene en cuenta el medio y largo plazo -osea la sostenibilidad de la empresa-. Tampoco ve las personas que en ella trabajan como seres humanos completos, es decir, con sus limitaciones y con una vida después del trabajo.
Y detrás de cada uno de esos suicidios, ¡cuántos intentos de suicidio fracasados, personas internadas en psiquiátricos o tratadas de depresión por causa de jefes tóxicos e incluso psicópatas, que siguen detentando el poder jerárquico y haciendo un uso letal del mismo! Quizás sea difícil obtener estadísticas, pero sería muy conveniente descubrir las causas en cada uno de los casos, porque detrás de cada persona tratada de modo inhumano, hay además una familia que recibe el impacto negativísimo de esa relación, que muchas veces no sabe cómo contrapesarla/sanarla, así como toda una sociedad a su alrededor que se va intoxicando y debilitando.
Y frente a esta realidad sórdida, una bocanada de esperanza: Mañana tenemos convocada en el campus del IESE en Madrid por el centro de investigación Trabajo y Familia una sesión extraordinaria sobre «La economía y el espíritu emprendedor chino«. Aprovecharé para presentar el libro «Emprendedoras Chinas» (Lid ed.) de Julia Pérez-Cerezo, que he tenido el placer de prologar junto con Consuelo León. La verdad es que el estilo femenino de estas mujeres de emprender y liderar basado en valores, también existe -aunque no haga ruido- y se está volviendo cada vez más necesario para humanizar las empresas y, por ende, toda la sociedad.
Y, a mayor abundamiento al respecto del modelo cortoplacista y mecanicista y sus efectos, es de temer -todo apunta hacia ahí- que en esta crisis no hemos aprendido nada. Ya hay incluso altas personalidades del mundo empresarial y financiero que están advirtiendo que eso es lo que sucede: que no estamos aprendiendo nada. Si esto es verdad, y ojalá no, el pronóstico es fácil: volveremos a tropezar. Claro que, como decían los abuelos: la persona es el único animal que tropieza dos o más veces en la misma piedra.
Mira que está claro el modelo adecuado, ¡¡pues no hay modo!!.
Tendrán que ser muchos los padres maltratados por sus hijos, y los maltratos muy relevantes, para que empiece a cuajar la necesidad de cambiar. Y me voy ahí porque, en mi opinión, todo empieza por ahí. Por la educación. ¡Qué mal está para tener empresas dirigidas por personas con valores, cuando no somos capaces de educar con y en valores! También en educación tenemos un modelo mecanicista y cortoplacista. Al final, y como siempre, la coherencia se impone. También en lo negativo.
Paco
Me ha parecido muy interesante el concepto de jefe tóxico o incluso psicópata. Quiero llamar la atención sobre el hecho de que estos jefes tóxicos también pueden existir en forma de profesores o maestros. Hay que tener en cuenta que la vulnerabilidad de un niño en el marco de la relación alumno-profesor es absoluta y que en muchas escuelas el profesor no está sometido a ningún tipo de control profesional.
En el caso de las empresas estas relaciones perniciosas pueden terminar en suicidios, pero ¿cuántos niños o adolescentes en una situación vulnerable pueden haber abandonado sus estudios o tomado decisiones inadecuadas para su futuro debido a un «jefe tóxico»?
Me preocupa mucho que nunca se hable de esta cuestión cuando he podido comprobar por mi propia experiencia que este problema existe y que puede tener consecuencias desastrosas. Naturalmente este problema es de reducidas dimensiones puesto que la mayoría de educadores ejerce con profesionalidad; pero aún así me gustaría que se hablara más sobre este asunto para prevenir posibles malas prácticas (en la mayoría de casos los padres ni siquiera se imaginan que este problema puede existir).
Ayer tuve el inmenso placer de asistir a la sesión
extraordinaria del IESE, “La economía y el espíritu emprendedor chino“, en la que pude constatar como tres mujeres emprendedoras, de entusiasmo y energía inagotables, han demostrado al mundo oriental y occidental, que hay otro modo de hacer negocios. … Para alguien como yo, que acaba de iniciar la singladura del emprendimiento ha sido una suerte saber de sus experiencias y, sobre todo, confirmar que se puede hacer negocios basados en la convicción de contar con las
personas, en el más amplio sentido de la palabra. Saber que estoy en el camino correcto, que no estoy loca, y sobre todo que no estoy SOLA, ha sido muy gratificante y esperanzador. El humanismo empresarial, eso por lo que aboga el proyecto que puse en marcha hace seis meses, es una realidad de éxito en las empresas de Zhang Hao, Shi Qingqi y Sue Yuehuan. Gracias a las tres por su lección de vida; gracias a Julia Pérez-Cerezo por escribir este libro y dándonos la oportunidad de crecer en valores; y gracias a ti, Nuria , por ser «su hada madrina española».
Lo que también sería interesante descubrir es qué le pide la empresa, sobre todo sus accionistas, a esos jefes tóxicos para que les importe más la cuenta de resultados que las personas bajo sus órdenes. Esos jefes psicópatas no están solos, alguien los ha puesto allí, alguien los controla, tienen sus propios jefes que son los que les permiten esos comportamientos inmorales. Lo que nos tendríamos que preguntar es qué les estamos exigiendo a las empresas para que las personas que en ellas trabajan no sean más que un «recurso» y no seres humanos complejos como lo somos todos. Las empresas, y sus jefes, forman parte de esta sociedad y todos nos deberíamos cuestionar qué tipo de sociedad estamos construyendo y cuál es nuestra responsabilidad en ella. Las islas no existen, todo está interrelacionado, todos somos parte de todo y todos deberíamos intervenir para cambiar las cosas. Es la única manera que esta sociedad sea como debería ser, humana.
Nuria y Cristina, llego hoy y ahora a esta parte del blog de Nuria. Lo siento, pero yo no sabía lo que era lanzar un libro y dejar todo lo demás postpuesto durante mucho tiempo … Gracias por los comentarios y por ayudarme a dar a conocer a Occidente que, efectivamente, hay otro modo de hacer negocios y otra manera de liderar, mucho más humana y mucho más sencilla, sin presunciones y cargada de amor y de otros valores.
Tuve a Shi Qingqi, Sun Yuehuan (y su marido) y Zhang Hao (y su hermana) esa semana viviendo en mi casa y la dejaron tan llena de energía positiva que ahora, que ya empieza a vaciarse de la misma, me resulta casi imposible acostumbrarme a ello y mucho más al pesimismo imperante en el país / en Europa y en los MCS. No sé si es que, efectivamente, tenemos que cambiar algo radicalmente en nuestro modo de liderar y emprender o que -como me dicen «mis» emprendedoras chinas- yo tengo «cuerpo occidental con mente china», pero lo cierto es que humanamente hoy me encuentro mucho a gusto entre ellas -aunque sean líderes importantísimas, p.e. Sue Yuehuan es la CEO de la empresa líder, en China, en asesoría financiera y salidas a bolsa- que en mi entorno occidental de origen.