50 años del MBA de IESE: Memorias de vida Buena
Ayer tuvimos la celebración de los 50 años del Programa MBA del IESE. Fue un acto entrañable con todo el staff del IESE en el que participaron algunos de los pioneros que estuvieron en los inicios del MBA a los que tuvimos la oportunidad de dar un caluroso aplauso.
Tuve el honor de ser uno de los 6 ponentes de la mesa redonda en la que recordamos los cambios que ha tenido el MBA, a lo largo de estos 50 años, a través de anécdotas y de personas que nos han marcado.
Carlos Cavallé nos contó el contexto en el que nació el MBA del IESE, en el que las escuelas de dirección de empresas, y particularmente los MBA, eran apenas 25 en todo Estados Unidos y cómo, ante este panorama, la fundación Ford seleccionó a 5 escuelas de negocios para darles un impulso académico. En ese contexto, en España IESE era pionero con su Programa MBA. Los primeros profesores fueron emprendedores de algo que no se conocía. En el primer comité de dirección del MBA estaban Antonio Dionis, Esteban Masifern y Carlos Cavallé. También se recordó repetidamente a la primera secretaria del MBA, Carmen Rossinés, la auténtica alma del Programa.
Al principio los recursos eran muy limitados, pero con intenso trabajo y la ilusión de hacer algo grande y bueno, se consiguió progresar. De 150 casos se pasaron a 1500 casos, que se tuvieron que traducir del inglés al castellano en un año con la ayuda de 17 traductores. Las clases empezaron en unos barracones de 90 metros cuadrados que se construyeron en 2 semanas: dos aulas, un bar y 4 despachos.
El personal de IESE ha sido siempre muy importante, y cuidaban y siguen cuidando de todos. Entre ellos, Carmen y Esperanza, las primeras recepcionistas, Manolita en restauración… Cuando los antiguos alumnos vuelven a IESE después de 5 ó 10 años el personal de IESE los identifica con su nombre, y esto no es estética, sino que demuestra el cariño y afecto que les tienen, factor esencial del ADN del IESE.
Más tarde, con los años, el MBA ha traído al IESE el priorizar la investigación, la preparación previa de los profesores, e ir adonde se forman los mejores. Los doctorados del claustro en las mejores universidades de USA ayudan además a tres cosas: establecer una red de contactos, a dominar el inglés y a la reputación del IESE (los ránkings en los que el IESE participa y que valoran las carreras de los profesores, son publicidad gratis para el IESE en el mundo) El Programa MBA cambió al profesorado, porque los alumnos del Master son una puerta abierta al mundo que forma mucho al profesor por su entusiasmo y sus inquietudes diversas y globales.
La misión del IESE es clara: estamos aquí para crear oportunidades para el desarrollo de líderes que quieran tener un impacto positivo y sostenible en las personas y la sociedad.
Para ello ha sido clave también la profesionalización de los cargos del IESE desde el departamento de Admisiones y desarrollo profesional, hasta el departamento de Salidas Profesionales y Alumni.
J.A. Segarra (MBA ’80) comentó que en el IESE educamos todos, no solo los profesores. Son muy importantes mis amigos de mantenimiento, que clase arriba y abajo me ayudan a hacer mejor esta tarea. Dijo: “En IESE somos gente innovadora, pues es una institución innovadora, pero la innovación más esencial es el afecto por los alumnos, que es trasversal”.
También explicó que esta celebración por los 50 años, aunque no sea muy IESE darnos auto-bombo ni auto-aplauso (es más la exigencia constante), es necesario y bonito porque es “memoria de vida buena”.
María Jesús Grandes (MBA ’80) reconoció que desde el primer momento en el MBA se sintió especial y querida, pero cuando empezó a trabajar como profesora se dio cuenta que todos los alumnos del IESE se sentían especiales y queridos… Se dio cuenta que la institución hacía posible esto y dio las gracias a todos, particularmente a Pepe Ocáriz, Juan Antonio Pérez López y José María Porras por estos años de aprendizaje y trabajo en el IESE.
Paco Iniesta (MBA ’90) y Luís Palencia (MBA ’87) coincidieron en que se sintieron gratamente sobrecogidos al estar en el IESE, tanto por los procedimientos como por la calidad de las personas, que hacían que a veces no se sintieran dignos, pero sí muy agradecidos por haberles dado la oportunidad de tener algo por lo que luchar. Paco recordó que el IESE le enseñó qué es lo importante, y coincidió con todos en que hay personas que aunque no te den clase te educan. Por ejemplo, Carmen Resal con su sonrisa.
En cuanto a mis recuerdos, desde que estudié el MBA hasta ahora, han cambiado pequeñas cosas que marcan la evolución de una institución y de un contexto social. El proceso de admisión ha cambiado: yo pude entrar con 21 años, ahora el mínimo son 25 años. El MBA actual sólo se imparte en inglés, en mi época acababa de estrenarse una pequeña sección en inglés. Cuando nosotros empezamos era en castellano. Juan Antonio Pérez López me lo explicó muy bien: necesitamos profesores globales. En nuestra promoción aún todos los alumnos iban con traje y corbata. Ahora ya nadie va ni con americana… En las aulas había mucho humo, en el bar sangría para los alumnos y, en el restaurante digestivos para los postres.
Había un grupo para “menos listos” en matemáticas donde Pere Agell ayudaba a los de Derecho a que pudiéramos llegar al nivel de los ingenieros. Comíamos por equipos y la camarera nos cuidaba como una segunda madre: conocía los gustos, las alergias, las ofertas…. La dedicación de los profesores era muy intensa. Hacíamos 3 informes por alumno y curso, ahora 1 o máximo dos.
El proceso de selección para los profesores también era más informal. Ante mi demanda de hacer las cosas más flexibles en IESE, Antonio Valero me dijo: “¡no sé qué hacéis las mujeres aquí!”. Lejos de ser un insulto, lo que quería era que me definiera y me espabilara, porque fue él mismo quien me dio la oportunidad de ser profesora. Un día que tocaba leerse una nota técnica para debatir en clase, entrando en clase me espetó: “Acabo de volver de un largo viaje, estoy muy cansado, no he podido preparar la sesión. Por favor, ¿puedes dirigirla tú?” Así que me lancé y hasta hoy.
Cuando entré había sólo un 12% de mujeres en el Programa MBA. En la última graduación ha sido un 27% y el curso que viene parece que ya está llegando al 30%. Vamos avanzando…
Ahora tenemos la responsabilidad de mirar al futuro y pasar con profesionalidad estos valores y espíritu a las nuevas generaciones. ¡Felicidades IESE y a todos los que hacen y han hecho que sea posible el Programa MBA!
Muchas felicidades, Nuria, por tu intervención en el panel. La verdad es que el acto fue muy emotivo y bonito. Has hecho un resumen perfecto, sólo un pequeño matiz. En el primer comité de dirección del Máster estaban Carlos Cavallé, Esteban Masifern y Antonio Dionis, el hermano de Lorenzo, como señaló el propio Carlos.
Señores IESE
Si efectivamente muchas felicidades y que sigan los éxitos día a día con detalles muy pequeños como es el espíritu de servicio, una sonrisa abierta y sincera, el hecho de tener muy en cuenta a los profesores y no se diga al alumnado, todo eso y mucho mas va a tener una repercusión social muy grande en nuestra Sociedad tan carente hasta de los mas elemental – el derecho a la vida del no nacido …
Felicidades Nuria, tu excelencia académica tu gran visión y trato humano, sin duda son elementos ir has transmitido a todos los que integran la gran familia del IESE
Mía más cordiales saludos
Emoción y orgullo son las palabra que mejor indican como me siento, por haber pisado esas aulas. Ya son 41 años. MED 74. Muchas Felicidades y muchos años más siendo el número 1.
Como siempre bellísimas palabras que te honran querida Nuria.
Orgullo de pertenencia es lo que siento, cuando empujo la puerta de IESE y entro en su interior tras largos años, y darme la oportunidad de colaborar.
Un afectuoso abrazo a todo el staff y a los y las inteligentes MBA’s.
Y a por otros 50 años de gran Desafío.
Muchas gracias !
Hola Nuria, me gustaría felicitarte por tu gran trabajo, como dice la compañera Marta, es todo un honor el poder sentir esos valores de IESE y saber la gran cobertura que está detrás del proyecto y lo maravilloso que han sido sus frutos. Un abrazo y que sean muchos años más!