Ahogar el mal en abundancia de bien
Ayer 25 de noviembre aterricé en Tokio donde voy a dar unas conferencias, coincidiendo con el día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer. Es una conmemoración triste si uno se fija en los datos proporcionados por la ONU (link): El 35% de las mujeres y las niñas sufren alguna forma de violencia física o sexual a lo largo de sus vidas. En algunos países esta cifra asciende al 70%. Por ello la violencia contra la mujer se califica como pandemia global. Hay 4,5 millones de personas que son víctimas de trata sexual forzada, de ellas el 98% son mujeres y niñas. Se calcula que 133 millones de niñas y mujeres han sufrido alguna forma de mutilación genital en los 29 países de África y Oriente Medio. En el mundo, en la actualidad, más de 700 millones de mujeres se casaron cuando eran niñas, de las cuales 250 millones eran menores de 15 años. Las niñas que contraen matrimonio antes de cumplir los 18 tienen menos probabilidades de terminar su educación y más de sufrir violencia doméstica y complicaciones en el parto.Lo peor es que las consecuencias de la violencia de género perduran generaciones.
La violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos, y es consecuencia en muchos casos de leyes discriminatorias e injustas, y en otros casos es consecuencia de falta de regulación y acción política en muchos sectores (drogas, trata, matrimonios forzados, pornografía, prostitución, educación de la mujer y del hombre). Esta violencia impide el avance de la erradicación de la pobreza, la lucha contra el sida, la paz y la seguridad.
Pero la violencia contra las mujeres y las niñas se puede evitar. La prevención es esencial y posible si se hace una reflexión sobre las causas y sobre cómo erradicarlas.
Una primera propuesta sencilla: en vez de hablar de violencia, se debería hablar del día del respeto y dignidad de la mujer, ya que el subconsciente se queda con la palabra que ve (violencia) y no con la negación o su contrario. Es mucho más fácil liderar un cambio centrándonos en la actitud que queremos generar (respeto) que en la que no queremos generar o queremos evitar (violencia).
Una segunda observación es que vivimos en una sociedad que trivializa la violencia, el sexo y el uso de la mujer como objeto sexual, tanto en los medios de comunicación como en películas, video-juegos, anuncios… Se debería proponer modelos de relación entre hombres y mujeres positivos, respetuosos, pacíficos y constructivos, que en estos momentos brillan por su ausencia.
Los datos de las nuevas generaciones son preocupantes: según un estudio de la universidad de Valencia 9 de cada 10 adolescentes reconoce haber ejercido violencia psicológica en sus parejas (link). Un dato alarmante en una sociedad en la que sólo está preocupada por dar educación de derechos sexuales y reproductivos y no psicológico-afectivos a los niños, la base para mantener relaciones respetuosas. La mayoría sabe como usar preservativos pero no sabe cómo tener una relación afectiva verdaderamente sana y estable.
Para prevenir la violencia, la educación que se da en la familia y en la escuela es fundamental, si se fomenta la autoestima, y se educa en valores. En los contenidos educativos de los adolescentes el tema de las relaciones debería ser prioritario.
Algunas de las causas de la violencia se deben a las drogas, al alcohol y a la pornografía, prostitución. Todos ellos son catalizadores de la violencia contra las mujeres. Luchar contra ellos atenuaría mucho los casos de violencia.
Hay realidades más difíciles de erradicar como los episodios traumáticos, abusos de infancia, falta de justicia, pobreza…
En España la Ley Integral de Medidas contra la Violencia de Género del 2004 sólo contempla la violencia dentro de las relaciones de pareja, no incluye ni las agresiones sexuales ni la trata sexual con fines de esclavitud ni el matrimonio forzoso o la mutilación genital femenina (link). En la próxima legislatura se deberán integrar para cumplir el Convenio de Estambul ratificado en 2014 y las recomendaciones de la ONU. Los datos en España son poco alentadores: 2,5 Millones de víctimas en sus relaciones con sus parejas, más de 3 violaciones diarias y 10.500 niñas en riesgo en cuanto a la mutilación genital femenina.
Con esta conmemoración se inicia la campaña de la ONU «16 días de activismo contra la violencia de género» (link) que termina el 10 de diciembre. Esta campaña tiene como objetivo llamar a la acción para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo pintando el mundo de naranja (eventos y edificios emblemáticos).
Pintemos de naranja nuestro mundo para acabar con esta pandemia, pero sobre todo pintemos siempre una sonrisa en los que nos rodean, ahogando el mal en abundancia de bien.
Aquí tenéis un vídeo en que los abuelos desde su sabiduría y experiencia dan buenos consejos a sus hijos para que puedan entender y acoger esa etapa de crecimiento tan crítica en la vida y, a veces, tan violenta: la adolescencia.
No puedo estar más de acuerdo, Nuria. Muchísimas gracias por tu reflexión tan nítida, didáctica y trabajada. Voy a divulgarla tanto como me sea posible, todos somos corresponsasbles de conseguir un mundo un poquito mejor.